De un River con panza llena a un River con hambre de gol
Si el equipo de Gallardo había decepcionado contra Tallares por su pasividad, ante Atlético Tucumán mejoró en dinámica, juego y ambición y remató 38 veces al arco, récord en el fútbol argentino en los últimos 10 años.
El fútbol no se explica en datos pero la matemática ayuda: en los 120 minutos ante Talleres, el miércoles en Paraguay, un River entre la abulia y la desidia pateó apenas 9 veces al arco de Guido Herrera, aunque sólo ¡una! de ellas con dirección entre los tres palos. El contraste contra Atlético Tucumán, este domingo en el Monumental, fue brutal: un River con muchísima mayor actitud y juego sumó 38 remates al arco de Tomás Durso, 13 de ellos entre los palos (14 si se suma el intento al palo de Rodrigo Aliendro en el primer tiempo).
Según Opta, esos 38 disparos marcaron un récord en el fútbol argentino en la última década, desde que la empresa que suministra de datos al fútbol de nuestro país comenzó llevar este tipo de registros, en 2014. Que ningún equipo haya rematado tanto en los miles de partidos de Primera que se jugaron en 10 años es un dato fuera de lo normal para el fútbol argentino en general y para River en particular, que hasta ahora había caminado el 2025. Sería exagerado decir que empezó a tomar vuelo o a galopar, pero al menos subió una marcha.
Además podrá decirse, y es cierto, que River falló en el primer partido importante del año: esa derrota ante Talleres no será gratuita y obligará al equipo a realizar un gran torneo Apertura y a no volver a decepcionar en el clásico ante Boca. Y tampoco deberá omitirse que Atlético Tucumán fue un rival menor y que, sin embargo, el colosal Franco Armani salió al rescate en no menos de cuatro pelotas de gol.
Pero, aclarado ambos puntos, River jugó su mejor partido de 2025 e incluso, tal vez, desde 2024 -o segundo semestre de 2023- para acá: en pasajes del primer tiempo y del segundo fue un equipo ambicioso, con más de una marcha, juego colectivo, búsqueda ofensiva, circuito de pases y puntos altos individuales, en especial en el mediocampo.
Colidio puso el 1-0 de River ante Atlético Tucumán
La dinámica de Rodrigo Aliendro no se veía en un volante de River acaso desde el propio Aliendro en 2023. También jugó bien Maxi Meza y entre ambos armaron una sociedad inesperada, mientras que Franco Mastantuono demostró que, lamentablemente, más temprano que tarde se irá a Europa.
El resultado quedó corto y hasta tuvo sufrimiento, pero así como River ya había jugado por debajo de lo esperado ante Talleres antes de la fatídica definición por penales, la actuación de este domingo ya había merecido un aprobado aun a riesgo de algún accidente en el final.
Todavía groggy por la decepción fuertísima del miércoles, River se levantó de la lona y dio un paso adelante que, de todas maneras, deberá ratificar en las próximas fechas, comenzando por el duelo ante Riestra. El semestre comenzó mal y no es cuestión de volver a mostrar debilidades: el "movete River movete" se canta fácil.
En un River tan irregular, no hay garantías para el futuro inmediato. Pero pasar de un equipo con la panza llena a uno que mostró hambre se pareció mucho a un avance: al hincha lo representa más que los tres puntos ganados.
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