Francisco Meneghini: Bielsa le abrió las puertas, fue a Rusia 2018 con la Selección y su equipo enfrentará a Estudiantes
El entrenador de Everton tiene 33 años y comenzó a trabajar en el fútbol tras conocer al Loco por intermedio de su hija Inés. En un mano a mano con TyCSports.com palpita el choque por la Libertadores y revela sus ideas.
Francisco Meneghini pide retrasar la entrevista con TyCSports.com unos minutos hasta terminar de ver el primer tiempo de Ñublense ante Unión La Calera, por la Copa Sudamericana. Una vez que finaliza se prepara para repasar su vida y palpitar el cruce de Everton, su equipo, contra Estudiantes, por la Copa Libertadores.
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“Es un partido muy importante para nosotros porque podemos meternos en la fase de grupos, que sería importantísimo. Creo que hay que remarcar dos grandes ítems: la recuperación de los jugadores debido a que estamos jugando doble competencia y es muy exigente, y el aspecto táctico y estratégico. Apelamos mucho a las charlas con el plantel ya que por la competencia no hay mucho tiempo de trabajo entre semana. Pero confío en el trabajo de base, sobre todo lo táctico”, analiza en su primera reflexión sobre el duelo de ida por la Fase 3 del certamen.
Si bien nunca jugó de manera profesional, el rosarino comenzó su camino a los 17 años en el fútbol de la mano de Marcelo Bielsa. “Yo era un fanático desde chiquito, pero por mis abuelos y mis tíos porque, a diferencia de lo que les pasa a muchos, mi papá no me lo inculcó, era artista plástico y no le gusta mucho el deporte. Inés, una de las hijas de Marcelo, que era compañera de la escuela, sabía que me gustaba muchísimo el fútbol y me propuso conocerlo”, explica.
- ¿Cuál era tu función?
- Estaba encargado de recopilar toda la información posible, miraba todos sus partidos y analizaba al rival de manera individual y colectiva. Esa era una parte de lo que hacía, pero en la Selección también hay un trabajo muy grande y minucioso de seguimiento de los jugadores en sus clubes y también cumplía esa función.
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- ¿Qué rescatás de esa experiencia?
- Fue la más especial porque me abrió todo un mundo de posibilidades. Me permitió conocer a personas importantísimas en mi vida, como Luis Bonini y Eduardo Berizzo. Obviamente Marcelo es quien me dio la posibilidad de entrar en esto y si soy entrenador es gracias a él. Lo recuerdo con mucho cariño, mucho aprendizaje y estoy muy agradecido. Trabajar en la Selección de Chile e ir a un Mundial (fue a Sudáfrica 2010) es un nivel muy alto, y por la ayuda de mucha gente a mí me tocó empezar desde ahí.
Chile no fue la única selección con la que viajó a una Copa del Mundo. En 2018 Sebastián Beccacece, a quien conocía de su trabajo con Marcelo Bielsa, lo invitó a formar parte del cuerpo técnico de Jorge Sampaoli como analista. “Con Seba hicimos una gran relación mientras yo trabajaba con Marcelo porque, si bien él no era parte del equipo, intercambiamos información y estaba muy cerca de nosotros. Cuando dirigió a la Universidad de Chile -a fines de 2015- yo estaba en divisiones menores y ahí retomamos el contacto. Luego de clasificar al Mundial con Argentina me invitan a ser parte del cuerpo técnico. Así llegué. Fue una etapa de mucho aprendizaje, éramos muchos entrenadores trabajando conjuntamente y significó un gran crecimiento para mí”, asegura.
- Argentina no tuvo una buena actuación en Rusia 2018, ¿qué balance hacés de esa experiencia?
- A mí me ayudó a crecer. Ver de cerca a jugadores de ese nivel fue muy importante. Observar cómo se comportan, cómo entrenan, cómo se preparan antes de un partido es una experiencia muy valiosa, sobre todo con la selección de tu propio país a la cual uno le tiene mucho cariño. Lamentablemente las cosas no fueron como queríamos y queda esa sensación de frustración, pero personalmente me llevé muchas cosas que intento aplicar ahora como entrenador.
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Después de la Copa del Mundo inició su camino para convertirse en entrenador principal y eligió Chile porque considera que el fútbol de aquel país es el que más conoce y el más idóneo para su idea. Previo a su llegada a Everton dirigió a Unión La Calera, en dos ocasiones, y a Audax Italiano.
“Antes que nada considero las características de los jugadores para evaluar qué circuitos de juego se pueden armar y cómo potenciar las cualidades de cada uno, en especial de quienes considero más importantes, decisivos y desequilibrantes. Siempre intento que mis equipos sean protagonistas, dominantes, que lo que pasa en el campo de juego dependa mucho de lo que hacemos nosotros y no que sea un equipo que responda en exceso a lo que hace el rival, que mande en la cancha. Obviamente eso no se logra todas las veces y por eso nos preparamos para las distintas situaciones de juego”, puntualiza.
- Hace un tiempo dijiste que un condimento básico para un entrenador es la flexibilidad, ¿cómo se logra eso sin perder la identidad de juego que querés transmitirle al equipo?
- Es muy difícil conseguirlo eso porque el técnico debe tener las ideas muy claras, saber cómo quiere que juegue su equipo y al mismo tiempo no cerrarse a una sola manera o no dar por completo el ciclo porque siempre se puede mejorar, hacer ajustes y en ese proceso hay que romper algo que construiste anteriormente. Es algo hermoso, difícil y no es lineal porque los equipos no lo son y constantemente uno va jugando con los futbolistas a disposición de acuerdo a lo que ve, a lo que proyecta y a los estados de forma. No es fácil encontrar el equilibrio para jugar a nuestra forma y al mismo tiempo darle una vuelta de rosca más.
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- Estudiantes es un rival con una clara idea de juego, ¿por dónde creés que va a pasar la clave de la serie?
- Sí, el estilo de ellos está clarísimo, lo hacen muy bien y tienen mucha convicción. Es un equipo muy insistente, que busca el juego directo insistentemente y así consigue doblegar y dominar a los rivales. Vamos a enfrentar un equipo muy bueno, con el sello de su entrenador, que es opuesto a lo que nosotros hacemos, pero ahí está la gracia del fútbol. Hay muchas maneras de jugarlo siempre que el mensaje del técnico llegue y si eso pasa se van a formar equipos atractivos y competitivos. Intentaremos imponer nuestras condiciones, llevarlos a campo de ellos, que no puedan salir, pero también sabemos que a lo largo de 180 minutos Estudiantes va a tener sus momentos y ahí tenemos que estar muy preparados y concentrados para responder a situaciones que no son las que deseamos, pero van a pasar.
- Sos parte de una camada de entrenadores jóvenes que van apareciendo y que muchos tienen ideas de juego similares, ¿a qué se debe?
- Creo que se han roto ciertas estructuras, como la del pensamiento tradicional en la que el jugador hacía una carrera y luego era entrenador. Aparecieron muchos y muy buenos técnicos, como Seba (Becaccece) que me parece un entrenador brillante, sin techo y lo está haciendo muy bien en Defensa. Sin embargo, no comparto que ese perfil de técnico vaya en desmedro de otros, como es el caso de (Ricardo) Zielinski, que armó un equipo espectacular, con su sello y es un entrenador totalmente vigente, que donde dirigió siempre fue competitivo.
- ¿Qué técnicos te gustan?
- Guardiola es el mejor por mucha diferencia. Está en otro nivel y esto a lo que se le llama “fútbol moderno”, que tampoco concuerdo demasiado, tiene que ver con lo que él ha hecho. Thomas Tuchel me gusta mucho porque siguiendo esa línea rompe ciertas cosas y va por otro lado con sus matices. Jürgen Klopp me parece que también hizo un equipo de culto. Nagelsmann tiene un plantel con muy buenos jugadores y puede marcar una tendencia. También el Nápoli de Sarri fue uno de los últimos equipos que más disfruté.
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- ¿Qué es lo que no te gusta del "fútbol moderno" que mencionaste?
- Creo que se le llama así a un montón de cosas que ya existían solo que ahora se le pone otro nombre o contamos con un montón de herramientas que permiten ponerlo en circulación. Hay un exceso de información, de análisis de todo y vamos peligrosamente hacia un lugar en el que el futbolista pasa a ser un operador y no un jugador. Está claro que siempre hay una estrategia, una intención colectiva, pero lo que hace lindo al juego es cuando pasa lo que no esperamos que suceda. Creo que peligrosamente estamos yendo hacia un fútbol en el que todo está pensado, que parte de la idea del entrenador y así no es el fútbol del cual yo me enamoré.
- Muchas veces se dice que el enganche no existe más, ¿qué mirada tenés al respecto?
- Creo que sigue existiendo el perfil de esos jugadores, obviamente que para que aparezcan primero hay que ponerlos y excusas para no hacerlo sobran. En muchas ocasiones aparece la mal entendida intensidad, que está buenísima que sea alta pero si no hay jugadores que manejen esos ritmos no sirve de nada. Por eso me dan mucho gusto cuando veo a un jugador como (Emiliano) Vecchio que juega en una liga muy competitiva como la Argentina y maneja el partido y los tiempos desde la interpretación de lo que pasa y con una capacidad técnica muy alta. Esos jugadores van a seguir estando, siempre y cuando los pongamos y le demos un contexto para aprovecharlos. Si los usamos para tirar un pelotazo y saltarlos, no van a ser los intérpretes adecuados para eso. La globalización ha hecho que se mezclen las características y vemos muchos europeos que parecen futbolistas argentinos o sudamericanos, como Pedri o en su momento Ozil.
- Para cerrar, en más de una ocasión remarcaste la importancia de que un futbolista entienda el juego, ¿qué tan fundamental es?
- Es lo más importante. No existe solo una forma de entender el juego, sino que hay que comprender, de acuerdo a mis características como jugador, cómo hago para relacionarme con el juego, con mis compañeros y también con el rival, que va a evitar que yo prospere en mis intentos. Es un poco conocerse como jugador y ver por dónde puede impactar en el equipo. No hay una sola manera, pero hay conceptos básicos que todos deberían manejar.
La crítica de Francisco Meneghini a lo que se llama "fútbol moderno" y el exceso de análisis
Foto: Everton
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