Las polémicas de los Romero en San Lorenzo
En la mesa de Superfútbol, Esteban Edul detalló en su informe todos los hechos que situaron a los hermanos Romero en el ojo de la tormenta: indisciplina, trato distintivo y descontento colectivo.
Patadón y polémica. El plantel de San Lorenzo se sumió en el fastidio colectivo tras el funesto episodio que tuvo en el centro de escena a Ángel Romero, quien, en medio de una práctica, le pegó una patada a su compañero Andrés Herrera y le provocó la fractura infrasindesmal del peroné izquierdo.
Este hecho causó malestar en todos sus compañeros, pero no fue el único. En la mesa de Superfútbol, Esteban Edul confeccionó un informe y repasó todas las situaciones que ubicaron a los hermanos paraguayos en el ojo de la tormenta.
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“Desde sus llegadas al Ciclón -inició Edul- el presidente Marcelo Tinelli mantuvo un trato distintivo desde lo personal y lo económico con ellos; y eso enoja al plantel”. A pocos días de vestirse de azulgrana, Óscar y Ángel, quienes solían usar la N°10 y la N°11 en sus respectivos equipos, exigieron esos dorsales para la próxima temporada. Sin embargo, la N°11 la tenía Ezequiel Cerutti y no aceptó cedérsela al guaraní, que se mostró muy enojado por eso y debió lucir la N°92.
Al término del 2019, San Lorenzo se tomó vacaciones hasta el 3 de enero, fecha del arranque de la pretemporada, pero los Romero le avisaron al técnico Diego Monarriz que volverían el 6 y no tenían pensado regresar antes, lo que provocó el descontento del resto de los jugadores.
Y siguieron las polémicas. Primero, en un entrenamiento, el propio Monarriz no dejó ingresar a los familiares de los paraguayos y, luego, unas fechas más tarde, en el duelo con Talleres, en Córdoba, el marcador se presentaba adverso para los Cuervos y el DT decidió sacar del campo a Ángel al inicio del complemento, lo que ocasionó la bronca de su hermano, que se negó a ingresar.
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Esa indisciplina alimentó la tensión en todo San Lorenzo y el propio Tinelli debió presentarse en el Nuevo Gasómetro para calmar las aguas y minimizar el percance: “No hubo faltas de respeto, solo calentura. Hubo una equivocación. Todos cometemos errores y hasta en una cancha en pleno partido de futbol. Hay que hacer recapacitar a esa persona y que se dé cuenta que es un error. Lo más importante es San Lorenzo”.
Una de las últimas ocurrió hace poco tiempo en tiempos de pandemia, con la decisión de los hermanos de continuar la puesta punto en Paraguay, donde habían mermado los contagios de coronavirus, en lugar de hacerlo en el predio de Ezeiza, al igual que todo el equipo. Por si fuera poco, retornaron al país en vuelo privado.
La gota que rebalsó el vaso fue la del viernes pasado, con la patada de Ángel a su compañero Andrés Herrera, quien, cuando estaba a punto de ser transferido a Palmeiras, padeció una dura lesión y estará afuera de las canchas por casi cuatro meses. El delantero paraguayo se disculpó a través de un comunicado, pero el juvenil, en un el video que publicó en sus redes sociales, agradeció el apoyo pero no se refirió a él.
Y como última cuestión: “Al plantel de San Lorenzo le deben dinero en estos tiempos pero los Romero cobraron por adelantado”, concluyó Edul su informe sobre los hermanos, que causaron revuelo no solo por su desempeño adentro del rectángulo de juego, sino también afuera.
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