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Argentina, con Almada de campeón

Baile a la Uruguay de Bielsa: primer tiempo de control, segundo de un fútbol extraordinario. El gol de Thiago es el mejor exponente.

Almada, goleador en Argentina 1 vs. Uruguay 0
El festejo de Thiago Almada tras el gol del triunfo para Argentina 1 - Uruguay 0 (Fotobaires)
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Por Antonio Serpa

No pudo ser una revancha más perfecta. Tal vez no sea revancha el término exacto, sino reivindicación. Algo así como poner las cosas en su lugar. Los campeones por acá, el resto a la cola. Esta vez fue Argentina la que le dio una lección a Uruguay, y Scaloni el que le ganó el ajedrez táctico a Bielsa. O sea: el otro Lionel se metió en el juego que mejor juega el Loco y le dio una paliza. Con dos caras, siendo a su tiempo Dr. Jekyll y Mr. Hyde, uno en la primera mitad y otro en la segunda. Pongamos que lo del primer tiempo fue un juego mental. Lo del segundo fue un baile descomunal, mucho más holgado en el juego que en el resultado. Y tiene un gran mérito adicional: esta selección de Uruguay no está tan lejos en nombres como en otros tiempos. Muchos de los que se enfrentaron en la noche de Montevideo son compañeros en grandes clubes europeos. Cuti y Bentancur, Alexis y Darwin, Julián y Josema, por mencionar los más relevantes. Valverde juega en el Real Madrid y Ronald Araújo en el Barcelona. La enorme diferencia argentina consiste en que el conjunto es superior a la suma de las partes. Es un equipazo, un campeón del mundo que hasta dio la ventaja de no alistar a Messi y a Lautaro Martínez, capitanes y figuras de sus equipos, una leyenda y uno de los delanteros más cotizados del mundo. Sin ellos, Argentina fue otra Argentina, pero siempre el mismo campeón. El alma intacta. 

La verdad es que el segundo tiempo nos dejó con la panza llena de fútbol por ese tramo casi perfecto de todos, cada uno en su rol, pero sobre todo con un crecimiento extraordinario de los seis medios. Y sí, no podría decirse que ninguno de los que jugaron contra Uruguay sea un delantero de cuna, típico. El parado argentino fue un 4-6. No porque no hubiera puntas, sino porque todos rotaban, todos podían llegar, todos fueron igual de solidarios para marcar y para jugar. Suele pasar que la solidaridad es un atributo vinculado al esfuerzo y a misiones defensivas. Argentina fue solidaria para jugar: el gol lo hizo Thiago, a priori uno de los que en la formación figuraban como delanteros, pero bien pudieron haberlo hecho Julián (¡lo que corrió!), Enzo, Alexis, Giuliano (buen debut), Paredes... Hubo un rato largo de fútbol total, y que se entienda: el fútbol total no es una cantidad de tacos, caños y rabonas. Es entender el juego como lo entedió y como lo plasmó la Selección.

La actuación argentina merecía el golazo de Almada. No podía ser un cabezazo pifiado, un rebote, un penal, un tiro desde afuera con desvío. El gol tenía que representar lo que estaba haciendo Argentina en las narices de Bielsa y lo hizo: un hermoso tiro al segundo palo, envolviendo la pelota con el pie, del chico de Fuerte Apache. Ese pibe que ya era campeón del mundo y que el cuerpo técnico de la Selección se encargó de rescatar de las garras millonarias de la MLS para que ganara en competencia real y protagonismo.  

La palabra de Thiago Almada tras su golazo que le dio el triunfo a la Selección Argentina: "Agarré, le pegué y por suerte entró"

La palabra de Thiago Almada tras su golazo que le dio el triunfo a la Selección Argentina: "Agarré, le pegué y por suerte entró"

No hubo en el primer tiempo una figura marcada, más bien todo lo contrario: fue un trabajo de equipo, con todos muy atentos a cumplir sus funciones. ¿Uruguay? Las intenciones, las búsquedas abortadas por Argentina, algún tiro de lejos y la impotencia ofensiva cuya máximo exponente fue el cambio de Nico de la Cruz por De Arrascaeta. Fiel a sus lecturas y a sus impulsos, Bielsa fue incapaz de aguantar cinco minutos hasta el entretiempo para hacer la variante. No le importó perder una ventana, aunque el ex River no tuvo tiempo de darle nada.

Y ya en el segundo tiempo, bueno... Es innecesario recorrer uno por uno la formación porque todos jugaron bárbaro. Es suficiente decir que fue un triunfo extraordinario que nos pone casi casi en el Mundial, algo que estaba fuera de toda duda pero que es lindo conseguir de este modo, contra este rival y en un escenario histórico. Argentina lo ganó de principio a fin. Primero lo controló y lo desnudó, y luego le pegó un par de bifes para demostrar quién manda en Sudamérica. Y en el mundo. Alma de campeón. O Almada de campeón, ya que fue Thiago el que se llevó los flashes. Tan pero tan bueno fue lo de Argentina que -decime la verdad si no te pasó- por un rato nos olvidamos de Messi. No habla mal de Leo, habla muy bien de todos los demás y de Scaloni y su cuerpo técnico, que no se quedan en el pasado y están construyendo futuro.

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