Se les puede ganar a los invencibles
Aún resaltando los grandes méritos de Los Pumas en un partido de alta exigencia, la sensación es amarga porque los que nunca pierden ya no parecen ser inalcanzables.
A veces no hay consuelo. Porque no basta con mencionar que se le jugó de igual a igual a los mejores del mundo, que no se les permitió marcar puntos en los segundos 40 minutos o que se demostró que es posible plantar oposición física al equipo que más exige.
Tampoco se digiere la derrota con más facilidad solo por remarcar el impacto positivo de un banco de suplentes cada vez más competitivo, por elogiar la defensa rigurosa y disciplinada de los argentinos o por destacar la convicción de los últimos minutos que provocó caras de preocupación neozelandesas pocas veces vistas.
Nada de eso es suficiente porque, aún con todos los datos mencionados en la balanza, la sensación que predomina es que se les puede ganar a los "invencibles". Y, por demandante que parezca, el deseo incontenible del hincha del rugby argentino es avalado por los mismos Pumas cuando reconocen, una vez finalizado el partido, que ese trago amargo también baja por sus gargantas y que no hay conformismo alguno.
Por eso sería absurdo pedir cautela a la hora de exigirles más a estos jugadores cuando ellos mismos demuestran que pueden lidiar con la demanda. Por eso, es más sensato sugerir entendimiento al proceso ya que, como todo proyecto a largo plazo, tendrá momentos positivos como este y otros de dudas en los que habrá que seguir confiando. Por eso, aprovechemos que este equipo inspira confianza y confiemos.
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