En el fútbol argentino se instaló un latiguillo, el de "la cancha de Riestra es difícil". Es cierto que allí han perdido en muy poco tiempo el propio River, San Lorenzo e Independiente, pero al menos en 2025 resulta una frase a medias: Riestra no ganó ninguno de los cinco partidos que jugó en el Bajo Flores durante el Apertura.
Previamente al 0-0 con River de este sábado, también había empatado contra San Martín de San Juan, Central, Defensa y Justicia y Talleres. Tampoco perdió, es cierto, pero hablar de escenario difícil suena a reminiscencia de 2024.
El problema de River, en todo caso, es que todas las canchas le resultan difíciles. Y ni siquiera se trata de una cuestión de resultados: River, en lo que va de visitante (o neutral) en 2025, sigue invicto. La decepción es que los 50 millones de dólares que gastó en los últimos dos mercados de pases (aunque aún no debutó Kevin Castaño) no se trasladan al campo de juego, en especial de visitante.
A River no le sobró nada de local, salvo en el gran partido contra Atlético Tucumán, pero de visitante directamente no impone condiciones. En Vicente López contra Platense, el Bajo Flores ante San Lorenzo, Mendoza frente a Godoy Cruz y de vuelta al Bajo Flores contra Riestra, River fue un equipo a veces superado y en otras incómodo, casi nunca en dominio del partido. Los rivales saben cómo jugarle a River y River no sabe cómo contrarrestarlo.
Lo mejor del empate a cero entre River y Deportivo Riestra
Lo mismo, claro, puede extenderse a Asunción, a la tristísima final contra Talleres por la Supercopa Internacional. En el medio quedó un triunfo aislado ante San Martín en San Juan, pero tras un mal primer tiempo.
La insólita racha de 12 primeros tiempos sin goles tiene algo de azar: pelotas que pegan en el palo, por ejemplo, como en Soldati con Borja (Riestra tampoco recibió goles en los primeros 45 minutos en lo que va del Apertura). Pero todas las rachas, las positivas o las negativas, también se sostienen sobre un asunto de fondo, y al River del segundo ciclo de Gallardo le cuesta horrores el gol: de un total de 35 encuentros, en 13 River no metió goles y en otros 13 apenas convirtió uno.
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Es un River de ratitos, de conformarse con algunos buenos momentos. Contra Riestra los tuvo, en especial en el primer tiempo, cuando la pelota pasó por Maxi Meza y Franco Mastantuono, pero fueron espasmos, muy poco River para tanto plantel. Contabilizar que River sumó seis chances de gol y Riestra dos también suena a poco.
Es curioso: en un River al que todas las canchas le resultan difíciles, la Bombonera (con Martín Demichelis en 2023 y con Gallardo en 2024) se convirtió en un escenario ideal. No deja de ser un espejo de los últimos años de River: las mayores alegrías se las dio su clásico rival.
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