El día que Yudica corrió a los tiros a un grupo de barras
El glorioso entrenador, que falleció en la mañana del lunes, había tenido un tenso cruce con hinchas de Argentinos, luego de atravesar un mal momento futbolístico.
En la mañana del lunes, salió a la luz la triste noticia del fallecimiento de José Yudica, quien supo consagrarse como uno de los grandes técnicos del fútbol argentino. El Piojo tuvo su paso como jugador, aunque la gloria la logró alcanzar estando al mando de los equipo desde el banco de suplentes. Sin embargo, en toda su historia, un momento resalta y fue en Argentinos Juniors, donde se enfrentó a un grupo de barras con un arma de por medio.
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Como jugador, en su palmarés se encuentran grandes clubes como Newell's, Boca, Vélez, Estudiantes, Platense y Quilmes, donde se retiró. No obstante, sus mejores años fueron como entrenador, seis años después de anunciar su retiro. Logró grandes hechos: sacar campeón al Cervercero, y conseguir el ascenso con San Lorenzo, el único grande que dirigió. Pero uno de sus mejores momentos fue en el Bicho, equipo donde consiguió la gloria, pero también paso uno de los momentos más difíciles de su carrera.
En 1985, obtuvo tres títulos con Argentinos Juniors: dos internacionales (Libertadores 1985 e Interamericana 1986) y uno local (Nacional 1985). Pero a pesar de haberlo sacado campeón en reiteradas ocasiones, tuvo una etapa en donde las cosas no estuvieron bien para el equipo.
En 1992, el Bicho no hizo una buena campaña y en los hinchas se despertó el sentimiento de malestar. Fue así, que los barras se acercaron a un entrenamiento y apuntaron directamente con el entrenador, a quien se le pidió una explicación por los malos resultados del equipo. El Piojo, fiel a su estilo, decidió no dar respuesta alguna, y fue ahí donde el ex entrenador vivió uno de sus peores momentos: los violentos comenzaron a apuntar contra su hijo, quien era ayudante de campo, y Yudica respondió sacando un arma y disparando al aire, para luego huir.
Años después de ese terrorífico suceso, José reconoció: "Hoy haría lo mismo. Cuando tuve problemas, ¿a mí quién me defendió? Nadie. Ni los directivos. ¡Y casi matan a mi hijo! Ellos, incluso, son los que, a veces, te mandan esta gente".
Dos años después, en 1997, su carrera como entrenador se cortó y ya nadie volvió a llamarlo. "Siento que me jubilaron antes de tiempo, pero yo tengo la esperanza de dirigir otra vez. No hago otra cosa que respirar fútbol", había comentado.
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