Cuando el periodista es técnico
Hoy es el día del periodista, un oficio que parece entender y abarcarlo todo. Veamos cómo les fue en un rubro importante del fútbol.
Hoy, en el día del periodista, queremos recordar a aquellos que trascendieron a la profesión y se animaron a ir más. Veamos cómo les fue a algunos periodistas argentinos como entrenadores.
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El primero que se nos viene a la cabeza, por una cuestión de cercanía, es Rodolfo De Paoli, quien si bien jugó al fútbol, es periodista y llegó a entrenar a Riestra, Argentino de Quilmes, Real Pilar, su querido Chicago entre otros. Hoy está nada menos que en Barracas Central, todavía no le ha ido bien pero Rodo es joven y el crédito obviamente lo tiene abierto.
Pepe Peña fue un reconocido periodista deportivo argentino, agudo, sagaz, transgresor y todo aquello que heredó su hijo Fernando, menos el gusto por el fútbol que ni bola claro (?). Pero a Pepe sí le gustaba, tanto, que en 1961 fue entrenador de Huracán. Estuvo tres partidos, arrancó siendo goleado 5-2 por San Lorenzo, y volvió al periodismo rápidamente.
Luis Ventura, quien inicialmente fuera periodista deportivo gráfico para luego pasar al rubro espectáculos, también fue DT. Arrancó en El Porvenir, no le fue bien, descendió, aunque luego estuvo bastante en Victoriano Arenas, donde logró el ascenso a la Primera C, eso sí, junto al otro coach, Sergio Geldstein.
En el año 1955, Vicente Iozzi, un jefe de redacción de un diario de Lomas de Zamora, fue convocado por Temperley, en la Primera B. El tipo la hizo completa, además de no ganarle a nadie, fue denunciado por intento de soborno a un jugador de Argentino de Quilmes. O sea, quedó mal en un mismo movimiento con sus dos profesiones.
Eduardo Rampi, allá por los 2000 era periodista de Crónica, estuvo en Platense y le dieron una oportunidad en Centro Español. No le fue bien allí, especialmente un día que perdiendo ante Muñiz por 3-0, habiendo hecho los tres cambios quiso hacer entrar a otro jugador. Cosas que pasan.
Evidentemente no es tan fácil. Siempre se habla de que el nuestro es el país de los 40 millones de técnicos. En lo posible, traten de no contratar periodistas, porque muy bien no les va.
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