El grito que despertó a Independiente
El Rojo se desahogó al final frente a Boston River en un partido en el que casi se le complica todo. Quedaba una más y ahora respira.
Ni el más pesimista de los hinchas de Independiente hubiese imaginado en la previa del partido ante Boston River que iba a gritar con tanta furia un gol sobre el final ante este humilde equipo uruguayo, pero al Rojo le costó y mucho. El equipo de Julio Vaccari terminó sacando adelante un partido en el que casi se le queman todos los papeles, pero apareció otro de los valores chilenos para salvar la noche.
Pablo Galdames puso el 1-0 de Independiente ante Boston River
El camino por esta Copa Sudamericana está mostrando una dificultad mucho más grande que la que se podía imaginar. Independiente ya cargaba en la mochila con la derrota inmerecida, pero derrota al fin, ante Nacional Potosí y un empate ante este equipo uruguayo hubiese sido un peso muy grande en la espalda del equipo. Porque aunque uno trate de no subestimar a ningún rival, este Bostón River no solo no cuenta con una gran historia y tradición, tampoco vive un gran presente: marcha undécimo en un torneo de 16 clubes. Sin embargo con muy poquito hizo que Independiente jugara un primer tiempo decepcionante. Lento, intrascendente y por momentos hasta daba la sensación de que había algo de subestimación en los primeros minutos.
Pero el Rojo modelo 2025 siempre parece tener una carta más para jugar y en el barajar y dar de nuevo del entretiempo, Vaccari tiro en la cancha a Pablo Galdames, el hombre de la noche. El chileno fue el abanderado de un equipo que se tuvo que sacudir la modorra de la primera parte y comenzar a trabajar mucho más un partido que se estaba transformando en un dolor de cabeza. La sola idea de no ganar de local después de lo que había sido derrota en Bolivia era complicarse en el grupo y ensuciar un semestre muy bueno que viene jugando Independiente. Pero una vez más no hay que apurarse a sacar conclusiones pesimistas cuando este club juega una copa internacional porque siempre parece que puede pasar algo más.
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Después de bajarse del alambrado en el desaforado festejo del segundo gol de la noche, el equipo deberá ajustar algunas cosas y no pasar por alto estos llamados de atención. En las tres competencias que tiene en juego el Rojo todo se termina definiendo en partidos de eliminación directa y cualquier mínima subestimación o falla puede costar caro. Se entiende lo difícil que puede ser mantener la intensidad en todos los partidos pero se acercan los momentos culminantes en esta historia e Independiente, si quiere ser protagonista, no puede darse el lujo de jugar otros 45 minutos como los primeros de ayer. Que se multiplique la entrega y la claridad que tuvo para reaccionar del golpe del 1 a 1 casi sobre el cierre y que no abandone el fútbol que ya supo demostrar.
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El camino todavía es largo pero caminarlo con un triunfo en el bolsillo tiene otro color. Lo sufrió y lo ganó Independiente con uno de esos gritos agónicos que el hincha desea recordar. Que este desahogo inesperado ante el humilde Boston River sea un capitulo clave en una historia que como pasó varias veces en este club, tenga un final feliz.
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