El Julián Álvarez de 11 años que enamoró al Real Madrid: ¿por qué no quedó?
El crack de la Selección Argentina, que este miércoles lo enfrenatará en la revancha de los octavos de la Champions con el Atlético, estuvo a prueba en el Merengue y hasta la rompió en un torneo, pero no pudieron sumarlo a sus juveniles.

En su breve pero exitosísima carrera, Julián Álvarez ya lleva tres goles contra el Real Madrid: uno con el Manchester City y dos en clásicos para el Atlético, que este miércoles buscará de su mano remontar el 1-2 de la ida de los octavos de final de la UEFA Champions League. Pero la historia pudo ser muy distinta.
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Antes de llegar y explotar en River desde su Calchín natal, en la provincia de Córdoba, con 15 años, cuando tenía apenas 11, tuvo la chance de mostrarse en el Merengue. Allí llegó por intermedio de Piero Foglia, un captador y director deportivo de Atalaya de Córdoba.
El ojeador lo conoció un año antes después de que un árbitro le pasara el dato de que había un chiquito que la rompía en el Club Atlético Calchín. Lo había visto en un partido y desde entonces quedó deslumbrado.
Lo primero que hizo Foglia fue invitarlo a una práctica en Atalaya y la Arañita -por entonces así lo apodaban sus hermanos- comenzó a ir, pero extrañaba tanto Calchín que en un momento se cansó. No obstante, el hombre no se olvidó de él y poco después, cuando le surgió la chance de llevar futbolistas a España, lo llamó.
En el país europeo, Álvarez se calzó la mítica camiseta del Real Madrid para disputar el torneo infantil Peralanda y la rompió toda: cinco partidos, dos goles y campeón ante Betis. Incluso jugó contra el Barcelona.
Julián pasó 15 días en España alojado en un hotel con Foglia y su papá y además de jugar el certamen se entrenó en el predio del gigante europeo. Los informes de los entrenadores eran más que positivos y la intención era ficharlo, pero las reglas se lo impidieron.
El inconveniente era que por reglamento el Merengue no podía fichar a un chico de 13 años sin que su padre residiera allí. Por ende, había que esperar que Gustavo se mudara a Madrid, se radicara y consiguiera un trabajo, y luego se trasladara la familia. La propuesta inicial fue que volviera a la Argentina y cuando cumpliera 16 lo llamaban.
Finalmente Álvarez regresó a Córdoba, continuó representando a su querido Calchín y llegó a debutar en la primera del equipo que competía en la liga local antes de sumarse a las juveniles del Millonario después de un llamado de Gabriel Rodríguez, el coordinador de las inferiores de los de Núñez que lo abrochó sin siquiera conocerlo ni haberlo visto.
En su vieja cuenta de Facebook quedaron inmortalizados los recuerdos. El resto es historia conocida, que continuará este miércoles...

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