La Ciudad de Buenos Aires había tomado el viernes una decisión que había armado revuelo e impuesto controles de alcoholemia -terminaron siendo ausentes- como parte de un amplio operativo de seguridad para el Superclásico que River le ganó a Boca por 1-0, que contó con la presencia de 1.300 efectivos policiales y comenzó a las 4 de la mañana del sábado, 12 horas antes del inicio del partido por la Liga Profesional.
Aunque inicialmente se había hablado de una política de alcohol cero que hizo estallar a los hinchas -en especial por alterar las famosas previas multitudinarias en torno a La Bombonera-, el subsecretario de Seguridad Ciudadana y Orden Público del Gobierno de la Ciudad, Maximiliano Piñeiro, aclaró horas después lo que terminó siendo una realidad: hubo un límite permitido de 0,5 gramos de alcohol en sangre. Es más, el test -si se usó- fue destinado para personas visiblemente alcoholizadas por lo que averiguó TyC Sports.
En un principio, el objetivo era controlar el consumo excesivo, por lo que el Ministerio de Seguridad coordinó con Boca para que el club se encargara de implementar los controles con pipetas para soplar en los accesos al estadio, abiertos desde el mediodía. Un sistema idéntico al que se usa para el tránsito.
No obstante, según vendedores ambulantes que le contaron a este medio en los alrededores de la cancha de Boca, el consumo se mantuvo igual respecto a partidos anteriores. Esto se contradijo con lo que se creyó en la previa: la lógica indicaba que nadie quería quedarse afuera por una cerveza o un fernet de más. Además del partido, el despliegue contempló el desarrollo de los festejos por el Día de la Primavera, que habitualmente reúne multitudes en las plazas y parques de la Capital Federal, por lo que estuvo reforzada la vigilancia en esos espacios públicos.
"Se concretaron un total de 142 controles de los cuales 10 arrojaron resultados positivos", comunicó la Policía de la Ciudad luego del partido además de aclarar que se les imposibilitó el acceso al partido aquellas personas alcoholizadas.
A esto se sumó que, a pesar de que no hubo visitantes (el último Súper así en La Boca había sido hace 11 años), tanto hinchas de River como agrupaciones de Boca organizaron banderazos en los hoteles de concentración de los equipos, ubicados a menos de 20 cuadras de distancia entre Puerto Madero y el Microcentro porteño, respectivamente.
El operativo, que incluyó también agentes del GCBA y personal de seguridad privada contratado por Boca, estuvo también para vigilar los alrededores del estadio, prevenir la aparición de "trapitos" e impedir la reventa ilegal de entradas, con precios cómodamente por encima de los 100 mil pesos.
Por otra lado, la Polícia de la Ciudad labró más de 420 actas entre contravenciones -situación que sufrió Sergio Romero por ir a buscar a un hincha- y admisiones. Incautó numerosas cantidades de pirotecnia, bebidas alcohólicas, drogas -deteniendo a tres hombres- y ataúdes de cartón con el escudo de River, elemento en forma de cargada por parte de los hinchas xeneizes que eran trasladados en dos micros distintos con rumbo a La Bombonera.