"Es una cancha difícil porque ellos te hacen sentir la localía", había asegurado Paulo Díaz en la previa del Superclásico sobre La Bombonera, que no es el primero ni será el último jugador de River en reconocer el peso del aliento en la cancha de Boca. Pero, ¿cómo reaccionaron las 50 mil almas xeneizes al desarrollo del Superclásico de este sábado? De la fiesta a las piñas. Sin escalas.
La previa, con un cotillón pocas veces visto, explotó desde las 15.30 y el dueño de casa tuvo un recibimiento que no por costumbre deja de ser estremecedor. “Esta tarde cueste lo que cueste” fue el hit principal, entre cargadas y amenazas al rival de toda la vida. También se escuchó el famoso "le pegaste a un jugador, que cobardes los Borrachos del Tablón".
Elgol de Manuel Lanzini, temprano, desembocó en 5 minutos incesantes de “movete Xeneize movete”, pero al aliento se lo fueron comiendo los nervios hasta el entretiempo, donde se despidió a Boca con un pedido concretísimo: “huevo huevo huevo”.
La historia se repitió en el complemento ante un Boca sin respuestas y un River cómodo que pinchó el partido. El “vamos Xeneize, con huevo vaya al frente” mutó a un “River, decime que se siente” hasta que, salvo la bandeja de La Doce, el estadio volvió a bramar con el “movete Boca movete”.
Y el final, a pesar del estallido del gol con la mano y la alegría que se apagó con la revisión en el VAR, fue un escándalo. No por los silbidos atronadores (de nuevo tapados por la barra) al Boca de un Diego Martínez que se fue cabizbajo, sino por la increíble pelea en la platea de Sergio Romero después de que un hincha lo insultara y le recriminara la derrota.
Más tranquilo, en la zona mixta, el arquero relató lo sucedido: "Me puteó, me puteó con tantas ganas que justo me encontró, lamentablemente. Me estaba yendo tranquilo pero caliente pero me encontró, se me fue la cabeza y volví. No quería que sucediera pero ya está, hoy le ofrezco mis disculpas al hincha de Boca porque estuve mal con la reacción". Esto poco le importó al simpatizante xeneize, tanto en la cancha como en las redes sociales: no lo perdonó a Chiquito.