La Copa América, el torneo maldito para Maradona
Diego, como Pelé, nunca salió campeón continental. Podría haber participado en siete ediciones pero sólo lo hizo en tres. De los 12 partidos que jugó, apenas ganó cuatro.
Lionel Messi se convertirá este jueves, ante Canadá, en el futbolista con más partidos en la historia de la Copa América: en su séptima participación en el torneo, llegará a los 35 encuentros y superará a Sergio Livingstone, arquero chileno de la década del 40, con quien hasta ahora comparte el récord. El genio rosarino ganó su primera estrella continental en Brasil 2021, su sexta edición, pero está lejos de los más campeones, una lista liderada por el uruguayo Ángel Romano –ganó seis títulos a inicios del siglo pasado-, lo que también deja al descubierto lo relativo de las estadísticas. Por ejemplo, Diego Maradona nunca ganó la Copa América. Ni tampoco lo hizo Pelé. Aunque la cantidad no necesariamente hace a la calidad, la pregunta surge sola: ¿por qué Diego, tan épico y conmovedor, nunca salió campeón del continente? Incluso, ¿por qué sus estadísticas fueron tan escuálidas, tan poco maradonianas, con apenas cuatro triunfos y tres goles convertidos en 12 partidos?
Por diferentes motivos, la carrera de Maradona fue bastante más corta que la de un Messi aún vigente a menos de una semana de cumplir 37 años. Con poco más de 700 partidos, Diego jugó un tercio menos de los encuentros que lleva Lio, próximo a llegar a los 1.100. Esas casi 400 presentaciones de diferencia también se trasladan a las Copas América: mientras el rey de Qatar 2022 cerrará su trayectoria con siete Copas disputadas -2007, 2011, 2015, 2016, 2019, 2021 y 2024-, el campeón del mundo en México 1986 apenas participó en tres ediciones, las de 1979, 1987 y 1989. Podría haber jugado, pero no lo hizo –también por varias razones-, en las de 1983, 1991, 1993 y 1995.
La relación entre Maradona y la Copa América nació tan torcida que en su primera participación, en 1979, jugó con la camiseta número 6, todo un símbolo de la rareza. Entonces con 19 años, Diego llevaba 10 partidos en la selección mayor pero no formó parte del primer plantel de Argentina para esa Copa mirada de reojo por César Luis Menotti, el técnico campeón del mundo el año anterior. El Flaco apuntó a un equipo sin sus principales figuras para un torneo muy diferente al actual: la Copa, que empezó en julio y terminó en diciembre, se jugaba en grupos de tres equipos con partidos a ida y vuelta, sin sede fija.
Como originalmente no formó parte del plantel, el entonces 10 de Argentinos Juniors no participó en el debut de la selección, el 18 de julio: una derrota 2-1 ante Bolivia en La Paz. Por razones difíciles de entender –no fue por orden alfabético-, el número 10 le tocó a Juan Carlos Bujedo, un lateral izquierdo de Vélez que se quedó en el banco de suplentes. Para el segundo partido de Argentina en la Copa, contra Brasil en el Maracaná el 2 de agosto, Menotti convocó a Maradona tras la lesión de un par de jugadores. La lista en el torneo era laxa, no cerrada, al punto que Brasil llegó a utilizar 37 futbolistas, pero Argentina respetó los números usados en el primer partido. Como la 10 había sido propiedad de Bujedo –y seguiría hasta el final del torneo-, a Diego debía tocarle otro número, y entonces jugó con la 6, que estaba libre.
Maradona vs. Brasil con la 6 en la espalda, en 1979
“En el Maracaná me dijo que la 10 me lo prestaba por un ratito”, le contó en 2020 a TyC Sports el defensor de Vélez, que volvió a ser suplente en el Maracaná durante una nueva derrota 2-1 de Argentina. Ya en la tercera fecha de la Copa, Argentina recibió a Bolivia el 8 de agosto de 1979 en la cancha de Vélez y Maradona, que jugó otra vez con la 6, convirtió un gol, el tercero del 3-0 definitivo. Faltaba un cuarto encuentro para cerrar el grupo pero, con Argentina ya eliminada –terminó tercera y última en el grupo-, no tendría historia: 2 a 2 contra Brasil en el Monumental, el 23 de agosto. A esa altura Diego ya estaba lejos del país, como parte del Sub 20 que se preparaba para ganar su primer Mundial juvenil en Japón, donde Maradona, claro, volvería a usar la 10.
La siguiente edición de la Copa América, la de 1983 –la última sin sede fija-, se disputó durante los dos años y 10 meses en los que Diego no jugó en la Selección, una ausencia que empezó tras el Mundial de España 1982 y finalizó en mayo de 1985. Pocos lo recuerdan pero Maradona se perdió los primeros 24 partidos del ciclo de Carlos Bilardo, incluidos los de la Copa América 1983, también disputada en partidos a ida y vuelta.
Ya campeón del mundo desde junio de 1986, Maradona volvió a participar en la Copa América del año siguiente, en 1987. Organizada por Argentina, lo que se suponía que sería una fiesta, la defensa del título ganado en México 1986, terminó en desastre. De los cuatro partidos que jugó la selección, todos en el Monumental, apenas ganó uno –Ecuador-, empató otro –Perú- y perdió dos –Uruguay y Colombia-. La selección terminó en el cuarto puesto, peleada con el juego y distanciada con la gente: salvo en el clásico rioplatense, las tribunas estuvieron semi vacías, insólitamente con el público dándole la espalda al campeón del mundo.
Destellos de Maradona en la Copa América 1987
En los dos partidos de la primera ronda –aun eran grupos con tres equipos-, Maradona convirtió un gol y jugó bien en el 1-1 contra Perú (el diario Clarín y la revista El Gráfico lo calificaron con 7 puntos) y anotó dos goles más en el 3-0 ante Ecuador, uno espectacular de tiro libre y otro de penal (8 puntos para ambos medios, según reconstruye el magnífico libro “El Diego en números”, de Diego Dal Santo). Pero las buenas noticias se terminaron pronto, en semifinales, donde Uruguay ganó 1-0 con gol de Antonio Alzamendi, entonces delantero de River. A la selección y a Maradona les quedaba un último partido, por el tercer y cuarto puesto ante Colombia, jugado bajo una espesa niebla ante menos de 5.000 personas en el Monumental, y con una nueva derrota de Argentina. Con el 1-2, Diego por segunda vez seguida ni siquiera pudo subirse al podio.
La tercera y última Copa América de Maradona sería aún más gris, la de 1989 en Brasil, en una Argentina que jugó siete partidos y apenas convirtió dos goles, ambos de Claudio Caniggia, que al menos sirvieron para sumar dos triunfos mínimos 1-0 ante Chile y Uruguay en la primera ronda. Siempre con Diego de titular, Argentina completó la primera fase con dos 0-0 pobrisimos contra Ecuador y Bolivia y clasificó al cuadrangular final en el que muy pronto quedó lejos del título: perdió 2-0 ante Brasil, 2-0 contra Uruguay y, ya sin Maradona, cerró con un 0-0 frente a Paraguay –el equipo de Bilardo, por diferencia de gol, terminó tercero en el cuadrangular final-. El 10 no convirtió goles en sus seis partidos pero desempolvó una genialidad, la de un remate desde 50 metros de emboquillada contra el arco de Javier Zeoli, arquero uruguayo, que pegó en el travesaño. Habría sido una maravilla en el Maracaná, el estadio en el que Diego sumó aquella noche su cuarta derrota consecutiva, pero terminó siendo una síntesis de su paso sin fortuna por la Copa América. Y, además, una amarga despedida.
En 1989, la última Copa América de Diego
En Chile 1991, cuando la selección fue campeona después de 32 años, Diego estaba suspendido por la FIFA por su doping positivo en el Nápoli, aunque a la vez no había formado parte de los primeros partidos del ciclo de Alfio Basile. En Ecuador 1993, también ganada por Argentina, Diego acababa de terminar su paso por el Sevilla y podría haber jugado la Copa. Incluso pocos meses atrás, en febrero, había vuelto a la selección en los partidos ante Brasil y Dinamarca, pero fue un regreso efímero y Basile, que había conseguido un largo invicto sin Maradona, prefirió seguir con su base exitosa y no lo citó para la Copa América.
Ya en Uruguay 1995, Diego estaba sancionado otra vez por doping, esta vez del Mundial 1994, pero además, con su enemigo Daniel Passarella como técnico de la selección, no tenía ninguna posibilidad de ser citado. Aunque a los pocos meses volvería a Boca, su maravillosa etapa como 10 de Argentina había terminado en el Mundial de Estados Unidos, donde ahora, 30 años después, Messi irá por segunda Copa América, el torneo maldito para Diego.
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