Sbrissa, el mentor de Demichelis a quien el técnico de River le encargó su proyecto de juveniles
Cuando reemplazó a Marcelo Gallardo, el exdefensor llamó a uno de sus primeros entrenadores en Renato Cesarini para que se encargara del selectivo con el que busca promover más jóvenes. Rosarino, exarquero y de bajo perfil, hace más de 40 años que trabaja en el fútbol formativo. “Es un docente”, repiten quienes lo conocen.
Cuando tenía 14 años, Martín Demichelis dejó su Justinano Posse natal, a 240 kilómetros de Córdoba capital, para mudarse a la pensión de Renato Cesarini en Rosario. Atrás dejaba una familia a la que no le sobraba nada en lo económico y una madre enferma que tres meses después de su partida moriría de un cáncer de páncreas. Aquel golpe el actual entrenador de River lo asimiló rodeado de compañeros, algunos de los cuales con el tiempo se convertirían en sus amigos, y de los entrenadores. Especialmente uno de ellos, Edgardo Sbrissa, a quien ha señalado como su segundo padre. Casi 30 años después de ese momento, los caminos de ambos se volvieron a juntar, porque tras asumir como entrenador de River, su primer gran desafío profesional como técnico, Demchelis llamó a Sbrissa para que se pusiera al frente de su proyecto de juveniles y hoy es el encargado del selectivo del club.
A pesar de que puede resultar un desconocido para la media de los hinchas, Sbrissa es respetado y querido en el ambiente del fútbol en el que trabaja desde hace más de 40 años, casi siempre con los juveniles. Su vínculo con el técnico del Millonario se mantuvo a lo largo del tiempo y el exdefensor, que hizo casi toda su carrera y se moldeó como DT en Alemania, aseguró que es uno de los mejores formadores que conoció. “Fue él quien más me supo abrazar, dar la mano, prestarme su oído y sacarme adelante”, reconoció el cordobés sobre su mentor en una de las palabras que le dedicó en el libro Para jugar todos, que compila testimonios de futbolistas que pasaron por las manos de Sbrissa.
Nacido en 1955 en Rosario y criado en el barrio Cordón Ayacucho, Sbrissa llegó a jugar en las Inferiores de Rosario Central y Newell 's, los dos grandes de la ciudad. Era arquero, pero dejó los guantes para dedicarse a brindarle herramientas a quienes arrancan su carrera como futbolistas. A Núñez arribó para materializar la idea de Micho de promover juveniles y para eso implementó el selectivo que está compuesto por juveniles de Cuarta, Quinta y Sexta División, a quienes se les hace un seguimiento más personalizado y ya han sido convocados para disputar prácticas de fútbol ante el plantel de Primera.
En la era post Marcelo Gallardo, una de las más exitosas del club y en la que se conquistaron 14 títulos (7 internacionales), el River de Demichelis está muy influenciado por lo que se comenzó a pregonar en el fútbol argentino en 1975 con la creación de Cesarini, la institución que fundó el exfutbolista Jorge Raúl Solari junto a su hermano Eduardo y otros exjugadores y que cobijó a decenas de futbolistas que luego se transformaron en profesionales, varios de los cuales llegaron a la selección. Javier Mascherano, Santiago Solari, hijo de Eduardo, Pablo Piatti, Andrés Guglielminpietro y Joaquín Correa son algunos de los que conforman el extenso listado. "Hasta el último día apliqué conceptos que me enseñaron en Renato. Es una de las mejores escuelas del país. Todo bajo el método de Jorge Solari, un sabio del fútbol. Ahí aprendí cosas que los mejores entrenadores no te enseñan de grande", expresó el actual técnico de los de Núñez en una entrevista con La Nación en 2018.
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En medio de su regreso al país para suceder al Muñeco, el cordobés tuvo que armar un nuevo cuerpo técnico y recurrió a sus épocas en Rosario. No solo por Sbrissa. Como entrenador de arqueros se incorporó Alejandro Saccone, quien jugó profesionalmente, pasó por la escuela de Solari antes que el ex-Bayern Munich y también estuvo bajo la tutela de Sbrissa. Desde la dirigencia hicieron el intento por sumar a Javier Gandolfi, de la misma categoría que Micho y compinche desde que compartían pensión en Cesarini y posteriormente en el Millonario, pero que finalmente optó por seguir como entrenador principal de Talleres. Pasó más desapercibido, pero el exdefensor llamó a Mariano Cambursano, un exfutbolista nacido en Morteros que entonces dirigía a Ateneo Vecinos de la Liga Regional de Río Cuarto, y se transformó en uno de sus analistas de video. Ambos se conocen desde 1996 cuando soñaban con convertirse en futbolistas profesionales.
Todos ellos y otros cientos de jugadores que pasaron por Cesarini en aquellos años en los que se encontraron con Sbrissa, Solari y compañía destacan no solo los entrenamientos novedosos para la época, sino los valores que les inculcaron y la insistencia por formar personas más allá del fútbol. “Lo conocí cuando llegué a Renato Cesarini desde Estudiantes. Tendría 17 años. Quedé libre y me llamó porque estaba armando el proyecto de un selectivo para viajar, mostrar jugadores en el mundo, participar de los preliminares de los equipos de AFA cuando había uno que no tenía Reserva. Él había estado en una época en Cruz Alta, donde yo jugaba de chico. No sé si me tenía visto o qué, pero seguramente porque al gordo es raro que se le escape un chico”, asegura sobre Sbrissa, en diálogo con TyC Sports.com, Hermes Desio, exfutbolista de recordado paso por Independiente y que trabajó como coordinador de las juveniles de la Selección Argentina, entre otros lugares.
“Él te preparaba para lo otro además del deporte, que antiguamente no existía porque era el jugador del fútbol y nada más. Las pensiones no eran como hoy, no había material humano, escaseaban muchas cosas. Y el gordo nos enseñaba a comportarnos, sentarnos en una mesa, a tener responsabilidad y cumplir los horarios. Te hacía leer libros”, recuerda el exdefensor, que además agrega una anécdota que pinta de cuerpo entero a la nueva cabeza de las juveniles del Millonario: “Nos hacía reportajes para prepararnos para el día de mañana y después teníamos que escucharnos. En épocas del cassette”.
Tal fue el éxito de Cesarini en aquella época que el club fue sparring de la selección argentina en los mundiales de 1986, 1990, 1994 y 1998. Tras el paso por la institución, Sbrissa continuó su recorrido: estuvo al frente de las Inferiores de Gimnasia y Esgrima La Plata, tuvo un paso como entrenador de planteles de Primera, se marchó a México y luego retornó para trabajar nuevamente en las formativas. En los últimos años se desarrolló como director de scouting en Banfield, integró el área de captación de Belgrano de Córdoba, se hizo cargo de las Inferiores de Mitre de Santiago del Estero, luego siguió en Central Córdoba de Rosario, Sportivo Las Parejas y Argentinos Juniors, antes de su desembarco en Núñez.
Fue en el Lobo donde comenzó su camino como técnico de Primera en dupla con Carlos Ramaccioti. Juntos dirigieron los primeros cinco partidos de los platenses en la Copa Centenario, un torneo que implementó la AFA en junio de 1993 con motivo de celebrar sus 100 años y la final se disputó en enero del año siguiente. Condujeron al equipo, que contaba con Guillermo y Gustavo Barros Schelotto, Sergio Dopazo y Hernán Ortíz, entre otros, en la ida y revancha en el clásico ante Estudiantes, y luego superaron a Argentinos Juniors, Newell’s y Belgrano. Pero la final contra River realizada en 1994 tuvo a Roberto Perfumo en el banco y hasta hoy es el único título que ganó el Lobo en el profesionalismo.
Al lado de Ramacciotti dirigió al Pirata en un breve lapso en la temporada 1994-1995 en la que el conjunto cordobés tuvo un rendimiento regular, aunque luego se terminaron marchando por una mala racha y diferencias con la dirigencia. “Era una persona criteriosa, que trabaja mucho. Siempre dando buenos consejos. Nos mantuvimos en mitad de tabla en Primera División, que para Belgrano era una buena campaña. Tenían la base de Renato Cesarini, que no es un dato menor. Estaban en pequeños detalles, situaciones de juego que son difíciles para entrenar”, recuerda el exdefensor Luis Abramovich, surgido en Chacarita y con pasos por Boca y Racing.
Pero a lo largo de su carrera Sbrissa también dejó una huella cuando se desempeñó como director del fútbol juvenil de la empresa de Jorge Cyterszpiler, reconocido por haber sido el primer representante de Diego Maradona y quien también condujo los destinos de Demichelis junto a Adrián De Vicente cuando hacía sus primeras apariciones en River. Allí también desplegó sus cualidades como formador durante 14 años y quienes coincidieron en ese tiempo aún se lo agradecen.
Para Franco Bellocq, quien debutó en Independiente en 2014 cuando el equipo estaba en la B Nacional, pasó por varias instituciones del fútbol argentino y el exterior, y hoy viste la camiseta de Alvarado en la segunda categoría, Sbrissa fue fundamental para que pueda haberse mantenido durante estos años como profesional. “Lo conocí no bien arribé a Independiente. En Séptima, con 14 o 15 años, se acercó para sumarme a la empresa de Cyterszpiler. Habló con mis padres y no dudé. Fue un punto de inflexión. Al llevarme a la pensión de Jorge, y bajo su supervisión, aprendí a ser un jugador de fútbol, a valorar los detalles, el estilo de vida, también cómo alimentarme y analizar el fútbol, cosas que hasta hoy sigo implementando”, afirma.
Al cordobés de General Levalle, a 600 kilómetros de CABA, no le alcanzan las palabras para explicar quién es ese rosarino que le cambió la vida. “Es una persona muy frontal y honesta, dice lo que piensa y no se traiciona a sí mismo. Los chicos que tengan la suerte de tenerlo en el momento que les toque de su carrera deben ser unos agradecidos porque he conocido muchísima gente dentro del fútbol y hay muy pocos como él. Tienen que saber que están bajo el mando de una persona que seguramente, de estar atentos y abiertos de mente, les va a dejar muchísimas cosas”, resume.
Leonel Butter es uno de los delanteros de Chaco For Ever de la Primera Nacional. Tiene 30 años y también comenzó su recorrido en el Rojo, pero una lesión ligamentaria lo sorprendió en el debut. Llegó a ser convocado a la selección sub-20 y cuenta con un extenso recorrido en el fútbol tras un camino que comenzó dejando su General Roca natal, en la provincia de Córdoba, cuando era un niño. “Me vio en una prueba en Cañada de Gómez, Santa Fe, y me llevó a Independiente. Fue muy importante para mí que me fui de mi casa con 13 años. Nos educó a los chicos de diferentes clubes que estábamos en la pensión de Cysterpiller en Barracas. Los viernes, antes de que volviera a su casa en Rosario, siempre teníamos charlas en la que nos hablaba de la importancia del trabajo y el entrenamiento”, rememora el atacante que tiene una relación casi de padrino y ahijado con Sbrissa porque lo acompañó en su confirmación y aún sigue en contacto frecuentemente.
Canoso, con unos kilos de más y un mentón rígido, desde que se incorporó a la estructura del club de Núñez se lo ha visto en alguna ocasión observando partidos de la Reserva muy atento junto al cuerpo técnico de la Primera. Quienes lo han conocido a lo largo de estos años no solo reconocen un cariño y lo destacan por su trabajo, sino que repiten una frase que está latente en cada conversación sobre él: “Es un docente”. Con muchos de los jugadores que se cruzó aún mantiene contacto y hasta tiene un grupo de WhatsApp en el que acostumbra a enviar información futbolera y en el que, entre otros integrantes, está Demichelis.
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Cuando comienza a hablar, sobre todo si de fútbol se trata, reconocen que es difícil frenarlo. Lo que resulta más sencillo es rescatar sus ideas. En 2019, en una entrevista con Conclusión, analizó minuciosamente la realidad del fútbol nacional, y rosarino en particular. En aquella charla también dejó en claro el concepto de su trabajo y hasta propuso una formación universitaria para quienes trabajan con niños y adolescentes. “El entrenador formador es el que va inculcando una preparación para el fútbol o fuera de él. Lo dicen las estadísticas de Futbolistas Agremiados: solo el 5 por ciento de los que participan en AFA van a ser jugadores. ¿A quién estamos entrenando? ¿A aquellos que van a fracasar en su ámbito porque les decíamos qué haciendo todo lo que les indicábamos iban a ser futbolistas o a los que a través del deporte aprendieron una cadena de valores que van a servir en la sociedad en el lugar que les toque?”, cuestionaba.
También en 2016, cuando trabajaba en Belgrano, le explicó a La Voz los aspectos que tenía en cuenta a la hora de elegir a un juvenil: “Uno se afirma en cinco aspectos: el biotipo, la técnica individual, la cualidad física, la identidad posicional, es decir, si juega de lo que juega, y la última es personalidad y madurez, que es la más importante, porque cuando uno ve al chico se da cuenta si tiene proyecto de madurez y de vida deportiva, y en una charla si da el perfil para llegar”.
Padre de dos varones y una mujer, comenzó a dirigir después de una carrera como arquero por diversas partes del país, mayormente en ligas regionales. Un día un conocido le propuso que le diera una mano y empezó en el baby del club Impulso. Rápidamente pasó a Newell’s, donde fue coordinador de la escuelita. Al año y medio dejó todo porque quería estar en Estados Unidos para vivir los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984 y al regresar entró a trabajar en Everton de Cruz Alta, en el límite entre Córdoba y Santa Fe, y nunca más paró.
El 13 de diciembre de 2022, casi a un mes de su llegada y mientras varios de los surgidos en River, en especial Enzo Fernández y Julián Álvarez, ya brillaban con la selección en el Mundial de Qatar, Demichelis sentó las bases de las mejoras en el proyecto que había pensado para potenciar aún más la cantera: “Vamos a armar un selectivo entre Cuarta y Quinta, más algunos chicos que quedaron descolgados de la Reserva. Va a venir un entrenador de mi pulmón para intentar que los que están a lo mejor más atrasados se entrenen con él y además me van a servir de sparring”. El tiempo dirá, pero en River hay un proyecto.
Créditos: fotos de la web de Edgardo Sbrissa http://edgardosbrissa.com.ar/
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