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La Selección de Maradona y Bilardo, una bandera de todos

Con un Diego brillante como nunca, fue la mejor versión futbolística de la historia, el mejor campeón mundial -e invicto- de los tres que tenemos.

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Por Antonio Serpa

El gol inmortal

El gol inmortal

Nadie explica del todo bien por qué las memorias emotivas se prenden como sanguijuelas a los corazones jóvenes. Muchos -o todos- recuerdan el primer amor, pero no ocurre lo mismo con el decimonoveno, por más que haya sido mejor que el iniciático.

No está mal, de este modo, desconfiar un poco de las emociones, porque no integran el plano de lo racional y pueden resultar engañosas. Así que en estos casos vienen bien algunos datos para mantenernos atados a la tierra. La Selección del 86, la de Diego y Bilardo, fue para mí la mejor versión futbolística de la historia, el mejor campeón de los tres que tenemos. En aquel momento yo tenía 17 años y pude vivir lo que a los 9 -Mundial 78- me resultaba difícil de mensurar. La del 2022 es distinta en todo sentido: a los 53 uno ya está más curtido y esta es la Selección de mi hijo, que nunca la había visto levantar la Copa.

Ahora, y para dejar de lado las cuestiones subjetivas, hagamos un repaso. La Argentina de Bilardo ganó seis partidos y empató apenas uno, con Italia (dicho de otro modo, terminó invicta). Se llevó puestos en el camino a cuatro (4) campeones del mundo: la ya mencionada Italia en fase de grupos, Uruguay en octavos, Inglaterra en cuartos y Alemania en la final. En ninguna instancia de playoffs precisó de un desempate por penales. Y su símbolo fue un Maradona excepcional que les hizo a los ingleses el mejor gol de la historia (con la mano) y también metió otro que muchos recuerdan por haber desparramado rivales en un eslalom artístico, casi sin tocar el suelo, a lo largo de media cancha. Un datito más: a ese equipo de Bilardo no le cobraron ningún penal, hizo todos sus goles de jugada.

Diego Armando Maradona
 Un Maradona irrepetible, brillante como nunca.

Veamos los números de la Scaloneta: cuatro triunfos, dos empates (Dibu y los pateadores nos sacaron adelante en los penales) y una derrota (frente a Arabia en fase de grupos). ¿Hay que restarles importancia a los penales? De ningún modo. Ahora, si les preguntamos a estadígrafos e historiadores, nos dirán que la Selección del 86 sumó 19 puntos; la del 78 (cinco victorias, un empate y una caída), 16, mientras que la del 2022 juntó 14. Cuál fue más linda a los ojos, es subjetivo. Todas tuvieron grandes momentos y otros no tanto. Pero la más sólida, la más difícil para los rivales, fue la del 86.

Dentro de esas subjetividades también entran ratearse al colegio para ir a Plaza de Mayo a ver a los campeones y algunos signos que, por más que intentemos ser políticamente correctos, se mezclan. No hay venganza posible para los chicos de Malvinas, pero romperles bien el arco a los ingleses apenas unos años después es una caricia al alma en una causa que todos abrazamos, los que somos futboleros y los que no. Y cuando me preguntan por qué Maradona es más que Messi, si los números ahora que Leo ganó su Mundial parecen estar de su lado, hay que remitirse a esas inolvidables tardes mexicanas, sobre todo aquella en la que los hizo comer pasto. Diego jamás repitió el fútbol de aquel mes mágico. Y nunca más, ni antes ni después, alguien estuvo tan cerca del cielo. Fue un superhéroe sin capa. Fue el más argentino de todos los argentinos. Y fue la bandera. La Patria. Dios.

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