La importancia de las inferiores para la economía de los clubes del fútbol argentino
La imperiosa necesidad que tienen las instituciones de recibir dinero las ha llevado a potenciar sus canteras. La venta de los juveniles es hoy una de las principales fuentes de ingreso.
El difícil contexto económico que vive la República Argentina hace que muchos clubes del país le den una gran importancia a sus inferiores para nutrir al plantel profesional. En el apartado financiero, esto trae muchos beneficios: los sueldos de estos futbolistas no son tan elevados, no se gasta dinero por adquirir su ficha y si rinden de buena manera pueden ser vendidos por una millonada al exterior. Desde la vuelta a las canchas tras la pandemia, esta situación se ha evidenciado mucho más. Repasá las ventas más importantes del 2020 hasta la fecha.
Hay clubes que históricamente se caracterizaron por darle mucha importancia a sus juveniles, y otros que en este siglo han mejorado mucho en este aspecto. Los tres ejemplos más claros son Argentinos Juniors, Vélez y Lanús, que han cosechado títulos con muchos pibes surgidos de la cantera. En los últimos cinco años, el Bicho realizó tres de las ventas más caras de su historia y casualmente todos en una misma posición: Federico Redondo se fue al Inter Miami por 8 millones de dólares; Fausto Vera emigró al Corinthians por el mismo valor; y Matías Galarza fue vendido al Genk por 6 millones de euros.
El Fortín, por su parte, también ha vendido muy bien desde que comenzó la nueva década. En total fueron seis las transferencias que superaron los cinco millones de dólares. La más cara fue la de Thiago Almada al Atlanta United a cambio de 16; Santiago Castro arribó al Bologna por 13; Máximo Perrone se fue al Manchester City por poco más de 10, cifras similares para el pase de Gianluca Prestianni al Benfica; y cierran la lista Julián Fernández y Francisco Ortega, que se fueron al New York City y Olympiacos respectivamente, a cambio de 5 millones de dólares.
El Granate tuvo varias transacciones millonarias en los últimos cinco años. Lautaro Valenti, el defensor central que emigró al Parma, y José Manuel López, el delantero que llevó sus goles al Palmeiras, son dos de las más importantes. Pero también se destacan los traspasos de Pedro De La Vega y Marcelino Moreno a la MLS, ambos por más de 7 millones. Otras operaciones interesantes fueron las de Alexandro Bernabéi al Celtic, Tomás Belmonte al Toluca o la reciente venta de Mateo Sanabria al Al-Ain de los Emiratos Árabes.
Los cinco grandes también engrosaron sus finanzas gracias a las inferiores. Quizá el más destacado fue Boca, que cambió su visión de club desde que Juan Román Riquelme es dirigente y hoy en día los juveniles tienen un rol muy importante en el primer equipo. Sólo contando jugadores surgidos de Boca Predio, desde el 2020 para acá el Xeneize vendió por casi 85 millones de dólares. Las más destacadas son: Ezequiel Fernández al Al-Quadsiah por 20; Aaron Anselmino al Chelsea por 18; Valentín Barco al Brighton por 10; Alan Varela al Porto por 9; y Luca Langoni al New England Revolution de los Estados Unidos por 7,3.
River no ha utilizado tantos jugadores de inferiores como su clásico rival, pero los que jugaron lo hicieron a muy buen nivel y le dejaron grandísimas sumas de dinero a las arcas del club. Solamente los dos campeones del mundo, Enzo Fernández y Julián Álvarez, le dieron 70 millones de euros al conjunto de Núñez. Pero a eso hay que sumarle las ventas de Lucas Beltrán por a la Fiorentina por 25 y Claudio Echeverri al Manchester City por 23. Hoy es más Millonario que nunca: casi 120 millones de euros por únicamente cuatro jugadores.
Tras la pandemia, el apartado de ventas de juveniles en Avellaneda lo domina Racing, no solo en cantidad, sino también en el valor. Con las ventas de Carlos Alcaraz al Southampton -la segunda más cara de su historia-, Agustín Ojeda al New York City y Tomás Avilés al Inter Miami, embolsaron más de 30 millones de dólares. En cambio en el Rojo, la única que se destaca es la de Alan Velasco, que se fue a Dallas a cambio de 8.
San Lorenzo, por su parte, ha nutrido su plantel de varios juveniles, pero pocos fueron vendidos por cifras interesantes hasta el momento. Agustín Giay es la operación más resonante, ya que emigró al Palmeiras por 7,5 millones de dólares. También se fueron Matías Palacios al Basel por 6,3 y Nicolás Fernández Mercau al Elche por 4.
La presentación de Equi Fernández en Al-Qadsiah
Pero esto no es algo que ocurra únicamente en los equipos grandes, o en los que están habituados a fortalecerse con los juveniles. Hay varios clubes que en los últimos cinco años ha tenido buenas generaciones de canteranos que engrosaron las arcas de la institución. En Santa Fe hay tres ejemplos claros. A Rosario Central, las ventas de Alejo Véliz, Facundo Buonanotte y Gino Infantino le propiciaron más de 25 millones de euros. Su clásico rival tampoco se queda atrás: vendió a Brian Aguirre, Juan Sforza, Nicolás Castro y Ramiro Sordo por más de 15. Unión también mejoró su situación económica gracias a sus pibes: Juan Nardoni, Kevin Zenón, Imanol Machuca, Gastón González y Lucas Esquive le han aportado más de 15 millones de dólares.
En la provincia de Buenos Aires hay dos clubes que recibieron grandes sumas de dinero por jugadores salidos de la cantera. Banfield, que gozó de una buena generación de juveniles que le permitieron llegar a la final de la Copa Diego Armando Maradona en 2020. Giuliano Galoppo, Agustín Urzi, Martín Payero, Corcho Rodríguez, Ramiro Enrique y más recientemente Aaron Quirós, le brindaron un total de 28 millones de dólares. Por otro lado está Gimnasia, que recientemente vendió a Benjamín Domínguez al Bologna por 5 millones de dólares. Pero también ha traspasado a Ignacio Miramón, Alan Lescano, Tomás Muro y Felipe Sánchez, acumulando 9,2 millones más.
En su partido de despedida, Benja Domínguez hizo festejar por última vez a los hinchas de Gimnasia
Como se puede observar, la pandemia y la situación económica del país, y por ende de los clubes, provocaron que los juveniles tuvieran un rol mucho más protagónico que anteriormente. En algunos casos, la necesidad de vender hace que apuren a los chicos y no se desarrollen en un contexto ideal, perjudicando tanto la carrera de los futbolistas, como el rendimiento del equipo. En otros, en cambio, sale muy bien, porque las condiciones son las ideales para la correcta evolución de los jóvenes y se pueden vender por cifras extraordinarias.
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