La Selección Colombia es la que mejor fútbol desplegó a lo largo de la Copa América y llega a la final contra Argentina con un invicto de 28 juegos entre los cuales encontramos triunfos ante España, Alemania, Brasil y Uruguay.
Néstor Lorenzo supo construir un equipo con todas las letras. Le gusta atacar, pero se pone el traje que pide la fiesta: el de meter, jugar, atacar, defender... E incluso tiene un arma importante en las acciones a balón parado.
El sistema predilecto es 4-3-1-2 y la estrella es Luis Díaz, el extremo de Liverpool, temible en el 1 vs. 1 pero que hasta el momento no ha tenido una Copa América sobresaliente. Todos los equipos estuvieron muy pendientes de él, y sin embargo el que consiguió brillar fue James Rodríguez, el hombre que le da pausa y cabeza a tanto vértigo y velocidad.
James es, hasta el momento, el jugador más determinante de la Copa con seis asistencias y un gol. La mitad de la cancha es un pleno de Lorenzo, porque apostó por James que no venía jugando en São Paulo, convirtió a Richard RÍos en la revelación de esta Copa y le encontró un puesto muy funcional a John Arias, extremo de Fluminense que con su selección juega como un interno pero con licencias para romper hacia adelante e ir a buscar espacios. El propio entrenador resaltó la utilidad de Arias con una frase de Bochini cuando le preguntaban por su nuevo puesto: “Se ubica donde no hay nadie y se la pasa al que está solo”. Parece fácil pero no lo es.
A nivel colectivo, Colombia es la selección más goleadora de la Copa. En fase ofensiva intenta jugar con buen pie, muestra mucha movilidad en los mediocampistas, pero no es de posesión espesa. Mucho pasa por James, pero cuando la presionan en salida, maneja bien el pase largo a John Córdoba para atacar la segunda pelota. Este es un buen rasgo que le dio Lorenzo: el equipo presiona arriba con James como punta de lanza, Córdoba regresando por derecha y Díaz por izquierda.
En ataques posicionales mete mucha gente en campo contrario, trabaja bien con los laterales, son muy peligrosos, por eso la baja de Daniel Muñoz para esta final debido a la expulsión ante Uruguay es una muy buena noticia. Notamos incluso que por momentos terminaban ambos adentro del área.
En fase defensiva, Luis Díaz tiene más licencias para mirar y quedar colgado. Esto lo hacen también para dejarlo con campo abierto para correr y que explote sus virtudes. Su regreso pasivo por izquierda puede ser una oportunidad para Argentina porque habrá varias chances de 2 vs. 1 contra el lateral o bien un 1 vs. 1 pero con Ángel Di María llevando la pelota. Buen escenario.
Por último, las ABP (acciones a balón parado) son un factor determinante para Colombia. Los centros de James traen la dosis exacta de velocidad y efecto para complicar a los arqueros y defensores. Los córners tiene un patrón: caen todos sobre la línea del área chica entre el medio y el segundo palo, con precisión quirúrgica. Lerma, Davinson Sánchez, Cuesta, Córdoba e incluso Luis Díaz tienen buen juega aéreo.
La buena es que en todo el ciclo Scaloni nunca le convirtieron goles de cabeza de pelota parada a Dibu Martínez, pero claramente habrá ajustes en este punto: no cometer faltas evitables en los costados, permitirle un espacio de carrera y salto al arquero argentino, molestar las carreras de los colombianos... Todos son válidos.