El asombro, la incredulidad y la indignación pueden sentirse al mismo tiempo viendo un partido de fútbol. Nos pasó a muchos argentinos viendo el debut del seleccionado argentino contra Marruecos, en la primera jornada de los Juegos Olímpicos de París, que se jugó en Saint Etienne.
La Argentina perdía contra el equipo africano 0-2 y en una recuperación casi inesperada, llegó al descuento gracias a Giuliano Simeone y en los momentos finales del partido, por un cabezazo de Cristian Medina, el mediocampista boquense, empató el partido.
En esos minutos hubo de todo: el gol de Medina ocurrió cuando se jugaban 13 minutos de descuento decididos por el juez sueco Glenn Nyberg -por demoras propias del juego-, invasión al campo de hinchas marroquíes, proyectiles que regaron el campo enviados por la numerosa parcialidad árabe y varios petardos que explotaron cerca de los jugadores albicelestes.
Nyberg mandó a todos al vestuario, cuando parecía que el partido había terminado. No fue así, fue una decisión para prevenir problemas. Hubo que desalojar al público, tras casi dos horas traer a los equipos desde los vestuarios y hacer jugar tres minutos más.
Sin embargo, el juez utilizó el VAR para verificar y anular el gol del empate argentino, al comprobar que Amione estaba centímetros adelantado. Después del asombro, la incredulidad y la indignación, perdiendo 1-2, el bueno del sueco permitió tres minutos más. Ahí no pasó nada y Marruecos se quedó con el triunfo.
La decisión del juez generó un escándalo olímpico. Liderados por Messi y otros jugadores de la selección campeona del mundo, las críticas fueron feroces y los especialistas intentaban recordar algo parecido. Aquí van algunos ejemplos de "cosas raras" que ocurrieron en partidos internacionales de selecciones.
El 8 de agosto de 1936, Austria y Perú jugaron por los cuartos de final en los Juegos Olímpicos de Berlín. Los austríacos no presentaron su mejor versión, dejando a varias estrellas como Mathías Sindelar, su figura máxima, fuera del partido. El encuentro -presenciado por Adolfo Hitler, máximo líder nazi alemán pero nacido en Austria- lo empezaron ganando 2-0 los alpinos, aunque Perú reaccionó y lo empató.
Hubo tiempo suplementario, Perú fue un claro dominador, hizo dos goles más y le anularon otras tres conquistas. El resultado de 4-2 lo catapultó a la semifinal. Sin embargo, los dirigentes austríacos protestaron al Comité Olímpico alegando una invasión de hinchas peruanos al campo de juego y agresiones sobre sus futbolistas. Pese a las protestas incaicas, se ordenó repetir el partido: Perú no lo aceptó y se retiró de la competencia. La conclusión de todos fue que Hitler había presionado al COI para que anulara el juego y consagrara a Austria, que finalmente llegó al segundo puesto tras perder con Italia.
Muchos años más adelante, hubo situaciones insólitas en las eliminatorias sudamericanas. Recordemos dos: el 3 de septiembre de 1989, la selección de Chile se retiró del estadio Maracaná, en Río de Janeiro, ante la "agresión" que había sufrido su arquero Roberto Rojas, en el partido que Brasil le ganaba a los trasandinos por 1-0. Iban 21 minutos del segundo tiempo.
Mientras se disponía a sacar desde su arco, Rojas sufrió la explosión de una bengala, que estalló muy cerca suyo. El arquero quedó en el suelo, con su cara ensangrentada. Se lo llevaron al vestuario y Chile decidió no seguir jugando. Las imágenes e investigaciones demostraron que Rojas se lastimó él mismo, al tener consigo una afilada hoja de afeitar que él tenía escondida en uno de sus guantes. Chile perdió los puntos y fue excluido de esas eliminatorias.
El 2 de abril de 1997, la Argentina enfrentó a Bolivia en La Paz, buscando la clasificación para el mundial de Francia del año siguiente. El equipo local ganó por 2-1, pero hubo muchos incidentes: cerca del final, el delantero Julio Cruz corrió a buscar una pelota que había salido del campo y fue agredido por el chofer de la delegación boliviana, que le aplicó un puñetazo en el costado derecho de su rostro.
Golpeado y mareado, el punta fue llevado al vestuario, sin cortes visibles. El partido siguió hasta el final, con incidentes entre muchos de los protagonistas. Ya en los vestuarios, los periodistas pudieron ver a Julio Cruz tirado sobre una camilla, mostrando un corte profundo en su pómulo izquierdo, que no fue el golpeado por el chofer boliviano. Con el paso de los días, se terminó señalando que fue intento de la delegación argentina para solicitar un eventual retiro de puntos al equipo boliviano. Nada de eso ocurrió y la mentira quedó al aire libre
El 5 de septiembre de 2021, el partido por eliminatorias entre Brasil y la Argentina en el estadio Maracaná fue suspendido cuando iban cinco minutos de juego. Funcionarios de Salud ingresaron al campo para prohibir la continuidad, alegando que varios jugadores albicelestes (Emiliano Martínez, Giovanni Lo Celso, Cristian Romero y Emiliano Buendía) habían adulterado los certificados para poder jugar el partido. Estábamos en plena epidemia de COVID y los acusaron de violación de protocolos. El partido nunca continuó.
En realidad, lo que ocurrió en Saint Etienne supera todo lo anterior y agrega un elemento adicional: el VAR y su utilización. La poca autoridad del juez del partido, su repentina decisión de usar el VAR sin que nadie le advirtiera nada desde la cabina de control y el final sin público y con muchos interrogantes ha generado un nuevo papelón internacional del fútbol. Eso sí: se han esmerado para hacer algo distinto. Desastroso, pero diferente.