Se tomaron licencia. La gran mayoría de Los Pumas, que venían respondiendo con gran rugby en los últimos meses de alta exigencia, hoy se vieron desanimados y dolidos -al igual que quienes alentábamos ante el televisor- por haber perdido ante ellos mismos ya que Australia, lejos de complicar las cosas, fue bastante bondadosa y su también flojo nivel hizo que el resultado se mantuviese corto.

Si buscamos explicaciones, tal vez podríamos ahondar en la gran cantidad de cambios del XV habitual. La ausencia de Ortega Desio le quitó una opción segura al line, el centro de la cancha con Moroni, que a esta altura ya es más wing que 13, dejó algunas dudas en jugadas determinantes; Nicolás Sánchez quiso imprimirle un ritmo distinto al que el partido necesitaba a tal punto que el ingreso de Díaz Bonilla terminó siendo tranquilizador. También se sintió la falta de Emiliano Boffelli, una garantía en las alturas que te permite la variante de poner la pelota arriba en esos momentos en los que el ataque no progresa.

Pero, más allá de estos detalles, el foco debe estar en lo mental. No se pudo con el desafío de sobreponerse al desgaste físico, al jet-lag, a mostrarse enteros post Nueva Zelanda y eso fue un síntoma general. Porque hoy tampoco anduvieron esos jugadores que suelen poner al equipo adelante como Matera, Cubelli, De la Fuente, Montoya o Moyano.


Por eso, esta semana de descanso deberá servir para relajar el cuerpo pero, por sobre todo, la cabeza. Sudáfrica, que siempre tiene un gustito especial, será un lindo examen para revertir esta imagen.


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Foto: Twitter.com/LosPumas