Los hinchas de River que viajaron en procesión a Córdoba para ver la final de la Supercopa Argentina ante Estudiantes de La Plata explotaron contra el entrenador, Martín Demichelis. Mientras el reloj llegaba a los 60 minutos del segundo tiempo, la tribuna del Millonario comenzó a pedirle al DT que pusiera a los juveniles por la falta de respuesta de su equipo.
La primera mitad de la Banda no había sido muy prolífera. Apenas contabilizó un remate al arco de Miguel Ángel Borja, que contuvo soberbiamente el arquero pincharrata Matías Mansilla. Antes de salir al complemento, el director técnico del Millonario dispuso el ingreso de Santiago Simón en reemplazo de Leandro González Pirez. Con el zaguero amonestado, la idea era ganar proyección sobre la banda derecha al mover al uruguayo Sebastián Boselli a la cueva.
Sin embargo, a River le costó revertir el resultado, que estaba 1-0 en favor del León gracias al tempranero gol de Javier Correa. La hinchada, cansada, empezó a cantarle al DT "poné a los pibes", seguido de un conocido insulto del lunfardo argentino.
Al cabo de un puñado de minutos, Demichelis mandó a la cancha a Claudio Echeverri, la joya de 18 años vendida a Manchester City a cambio de 24 millones de euros, y Rodrigo Villagra, el mediocampista de la categoría 2001 que llegó procedente de Talleres en el último mercado de pases. Un rato más tarde, llegó el tanto -con un toque de fortuna- de Pablo César Solari, que sentenció el empate parcial y calmó las aguas en el Mario Alberto Kempes.
Otro momento que no pasó desapercibido en la noche del entrenador millonario fue el frío saludo que se dio con Enzo Pérez tras la salida del mediocampista, quien ni siquiera lo mencionó en su discurso de despedida. Aparentemente, aquella charla en off con algunos periodistas partidarios no le habría caído bien al mendocino, quien también recibió el cariño de la gente de River.