Boca y River son dos equipos que quieren la pelota, les gusta construir, elaborar y el dato que pondera esta afirmación es que son los líderes en secuencias de diez o más pases. Primero está el Millonario y segundo, en este rubro, el Xeneize. Sin embargo, el contexto en el que llegan ambos nos obliga a pensar que puede haber un trámite diferente, no tan fluido. Martínez se juega el ciclo, prácticamente, mientras que Gallardo todavía está buscando el equipo para ilusionarse con la Copa Libertadores.
En los partidos donde Martínez enfrentó a River, hubo similitudes en el planteo: sistema 4-4-2, buen manejo de pelota interior, pero los laterales fueron clave para lastimar por afuera y generar peligro. Así lo hizo Blanco en el Monumental para asistir a Medina y la jugada calcada se dio en Córdoba, cuando Advíncula cedió para Merentiel. Esto intentará recuperar Boca, ser punzante por las bandas, algo que no viene haciendo en el torneo con regularidad.
Si el entrenador del Xeneize se inclina por Saralegui repetirá ese esquema y la fisonomía de juego. En cambio, si juega Anselmino el dibujo táctico será 5-3-2, habría siempre 3 vs 2 en defensa, un refuerzo para las pelotas paradas (clave), Zenón partiendo más cerrado en el medio, trabajando como interno, y los carrileros con libertad para volar siempre.
También quiero poner el acento en las expulsiones en partidos muy importantes, algo que Boca viene sufriendo seguido, ya es un síntoma: Advincula contra Cruzeiro, Lema ante Estudiantes, Fabra en la final de la Copa Libertadores, Rojo también se anotó contra Palmeiras… no puede darse el lujo de volver a jugar un partido así con uno menos.
Más allá del dibujo y los nombres, donde Boca puede sacar rédito es en las transiciones de River. Lo primero que hizo el Muñeco fue ordenar al equipo, que no pierda equilibrio. De a poco intentó insertarle agresividad para presionar, pero el último partido ante Colo Colo demostró que todavía no está aceitado. Si River sale a presionar mucho, habrá espacios para lastimar porque no realiza de manera bien coordinada la transición defensa-ataque.
El rasgo característico que siempre tuvo el River de Gallardo está en proceso de construcción. A esto hay que agregarle que la Copa Libertadores acecha y El Muñeco deberá cuidar algunos nombres para la revancha contra el conjunto Chileno.
No saber contra qué jugadores enfrentarse es un problema para todos los técnicos y con esto va a jugar a su favor Gallardo, guardando hasta lo último, pero por su expulsión en Chile, es sabido que Paulo Díaz será titular. Es uno de los mejores cabeceadores del fútbol argentino, por eso será importante la pelota parada, porque aquí River se hace muy fuerte, aquí es donde tiene mucho sentido la inclusión de un central más en Boca (Anselmino, para jugar junto a Lema y Rojo).
Con River, que muestra problemas en la generación y todavía no está del todo fino en la idea de Gallardo, imagino algo más parecido al duelo de 2015 que a los de 2018.