En camilla, con suero y cuello ortopédico. Así se retiró Brian Olivera, arquero de Gimnasia de Mendoza, el último sábado de la cancha de Quilmes. Antes de arrancar el complemento de los octavos de final del Reducido de la Primera Nacional, desde la tribuna le arrojaron un petardo que explotó detrás de la red y le impidió seguir atajando. Ante esto, el árbitro decidió suspender el partido, que finalmente se reanudará este sábado en una sede neutral.
Durante estos días hubo versiones cruzadas de ambos lados. En el Lobo mendocino informaron que el N°1 tuvo "vértigos, mareos, cefalea y tinnitus (zumbidos)" por la detonación de la bomba de estruendo en el Estadio Centenario y que fue llevado al sanatorio Finocchietto de Avellaneda, donde no le realizaron una tomografía pero lo dejaron internado en observación hasta el domingo.
Por su parte, en el Cervecero, que sufrirá una multa económica (500 entradas durante seis fechas) y la quita de seis puntos para el próximo campeonato, repudiaron el hecho de violencia a través de un comunicado pero pusieron en jaque el accionar de la visita, que no permitió el ingreso del cuerpo médico local para que examinara al jugador en el vestuario y se negó a trasladarlo a un hospital de la ciudad.
Ya recuperado y sin secuelas, Olivera rompió el silencio para aclarar esta situación que tantas dudas y polémicas generó en el Sur: "Me querían llevar a un hospital de Quilmes y los médicos me dijeron que era imposible porque iba a haber muchos hinchas. No iba a ponerme en riesgo".
Además, el cordobés explicó en diálogo con Radio FMQ que no podía ponerse en pie tras la explosión en Quilmes y no exageró ninguno de sus síntomas: "No me sentía acorde para jugar, en ningún momento lo quise ganar por escritorio".
Por otro lado, el arquero de Gimnasia de Mendoza expresó su bronca por las palabras subidas de tono que le llegaron a lo largo de la semana: "Estoy bien, no fueron días fáciles porque recibí muchas amenazas y mensajes. Cuando pasa de lo deportivo, se meten con tu familia, con lo que pase, te desean el mal, por algo que yo no hice... No sé por qué se la agarran conmigo".
Y cerró, con la mente puesta en el duelo del sábado en Platense: "Estamos preparando esos 45 minutos, los partidos se ganan dentro de la cancha y ya estando todo blanco, el que gane que pase a la siguiente ronda".