Que un futbolista juegue en un club y después se ponga la camiseta de su clásico rival suena descabellado, y ni que hablar si pasara directamente de un equipo a su máximo rival. De todos modos, durante el siglo pasado, más allá de que los hinchas no se lo tomaban a la ligera, era algo que sucedía con frecuencia. Osvaldo Pérez, más conocido como el Japonés, no solo jugó en un club y luego en la vereda de enfrente una vez si no que lo hizo en dos oportunidades, por lo que hoy puede decir que tiene un récord que nadie más posee: es el único futbolista en la historia del fútbol argentino que jugó en Boca, River, Independiente y Racing.
Sus comienzos en River Plate
A comienzos de la década del 70’, un joven Osvaldo Pérez debutaba en la primera división de River de la mano del brasileño Didí junto con otros futbolistas que se transformarían en glorias del Millonario, como Reinaldo Merlo, Norberto Alonso y Juan José López. “Mi sueño con 18 años era jugar en la Primera de River y se me dio muy rápido. Estaba en la sexta, me pasaron como suplente de tercera y de inmediato pasé a entrenar con los mayores. De un momento a otro me avisaron a casa que tenía que ir a concentrar”, expresó el Japonés, en diálogo con Infobae hace algunos años.
“Compartí la habitación con dos tipos de gran personalidad como el Zurdo López y Laraigneé. Debuté nada menos que contra Boca en La Bombonera, marcando a Jorge Coch. Empatamos 0-0 y fue el inicio de mi carrera. El técnico que me puso fue Didí, un verdadero maestro, que hizo una revolución en el club, porque River siempre compraba muchos jugadores, pero él se la jugó por nosotros, los pibes de las inferiores”, agregó sobre su paso por River.
En 1975, con la llegada de Ángel Labruna como nuevo DT, Pérez se dio cuenta que no iba a ser tenido en cuenta por el cuerpo técnico y tras un intercambio de palabras con el entrenador, la dirigencia le comunicó que había llegado una oferta de All Boys que iban a aceptar y tuvo que abandonar el club.
El paso por Independiente, marcado por una hazaña
Luego de disputar dos temporadas en el equipo de Floresta, el Japonés llegó a Independiente y formó parte de una de las páginas más gloriosas del club: el Campeonato Nacional de 1977. El torneo argentino de ese año se definió en el verano de 1978, y tuvo al Rojo y Talleres de Córdoba como finalistas, con la particularidad de que esa podía ser la primera vez que un equipo cordobés se consagrara campeón del fútbol argentino.
El partido de ida se disputó en Avellaneda y terminó igualado 1-1. En la vuelta, el Rey de Copas realizaría una verdadera hazaña que hasta el día de hoy: se coronó con ocho futbolistas. A falta de 15 minutos, la T ganaba el partido 2-1 y se consagraba campeón, mientras que el Rojo intentaba igualar el encuentro pero el partido se le había hecho muy cuesta arriba debido a que el árbitro Roberto Barreiro había expulsado a tres futbolistas del equipo visitante.
De todos modos, Independiente logró la igualdad, y por haber marcado más goles como visitante levantó la copa. Enrique Bochini anotó el 2-2 final, y sobre esa jugada el Japonés dijo: “El gol maravilloso del Bocha fue a nuestro estilo, porque salimos jugando desde atrás. En el momento nos abrazamos como locos, pero no teníamos conciencia de la hazaña”.
De ser campeón en el Rojo a jugar en Racing
Tres años después de aquella hazaña en Córdoba, el futbolista se cruzó de vereda y pasó a jugar en el otro equipo de Avellaneda: Racing. Según afirmó el mismo Pérez, su decisión se vio claramente afectada por el DT de la Academia en aquel momento, José Pato Pastoriza, ya que el jugador se moría de ganas de ser dirigido por el mítico entrenador.
“Fui porque estaba el Pato como entrenador. Formamos un muy buen equipo: Vivalda; Olarticoecha, Van Tuyne, Leroyer y yo; Barbas, Berta y Carrasco; Calderón, Roldán y Villarruel. El uruguayo Carrasco tenía un talento enorme y una fuerte personalidad. Una noche en Rosario, tras perder con Central, los hinchas de Racing rodearon el micro para putearlo. Él ni dudó: se sacó el reloj, se bajó y puso knock out a un par de la barra”, sentenció el Japonés en Infobae.
Boca, su cuarto y último equipo grande
En 1983, un Boca que ya había perdido a Diego Armando Maradona y dirigido por Carmelo Faraone fichó a Osvaldo Pérez. De todos modos, el lateral izquierdo pudo haber llegado antes al equipo de la Ribera, justo antes de fichar con Racing. “Marzolini había asumido como técnico en Boca. Me llamó y me dijo: ‘Te quiero traer, pero no hay plata. No hay una moneda. La poca que hay la están juntando para traerlo a Maradona’. A los pocos días firmó”, comentó en diálogo con Infobae.
Luego, dio algunos detalles de su paso por el Xeneize. “Si se hacía, quizás nunca pasaba por Racing. Lo que no se dio allí, se produjo dos años más tarde, porque estaba la posibilidad que Córdoba se vaya a Vélez y Carmelo me quería para ese puesto”, afirmó el Japonés, y agregó: “Pero Cacho se quedó y no tuve continuidad. Jugué algunos partidos de volante, otro de marcador central y listo. Fueron solo seis meses, compartiendo plantel con grandes jugadores como Gatti, Ruggeri y Gareca”.