Se puede criticar y reconocer que la sensación del empate de ayer entre Independiente y Belgrano dejó gusto a poco. No hace falta destruir lo que Julio Vaccari viene trabajando. El equipo compite, viene dando pelea y está en partido siempre, pero hay cosas que lamentablemente no cambian.
Las chances claras desperdiciadas otra vez por Gabriel Ávalos y Alexis Canelo molestan pero no sorprenden. Otra vez los atacantes del Rojo fallan en un momento clave. Tal vez soy un hincha antiguo que cree que no se puede pelear nada sin un 9 que la meta. Reconozco que soy de esos a los que les molesta que le hablen de trabajo sin pelota, el laburo sucio o pelotas bajadas para que corra un rapidito. Aplaudo que lleguen a convertir los volantes y siempre suma un central que haga su aporte en pelota parada. Pero soy algo clásico: quiero que el goleador haga valer su mote. Yo espero goles del delantero. Todavia lo hago. Que lleguen.
En el otro arco, en el propio, si volvió a entrar. Después de seis partidos en fila con la valla invicta le convirtieron a Rodrigo Rey uno de los baluartes de este equipo. El arquero del Rojo no pudo evitar el empate de Franco Jara, pero ¿Qué se le puede decir? No es imbatible aunque lo parece. Partido tras partido, incluido el de ayer, tiene una de esas atajadas que sigue justificando todo lo que se lo elogia y se lo valora por Avellaneda. El 1 es el mejor de Independiente. Por mucha diferencia.
El empate suma pero no alcanza, seguimos mirando desde afuera la pelea por meterse en copas. El objetivo posible y cercano que tiene el equipo en esta Liga Profesional.
Este Rojo modelo Vaccari ya demostró en partidos calientes que tiene con qué bancar la parada en la trinchera y resultar ileso. Ahora le queda salir a buscar el fútbol y los goles que lo saquen de la resistencia y lo lleven de nuevo a la conquista.