Adriano Leite Ribeiro, más conocido como Adriano, nació un 17 de febrero de 1982 en Rio de Janeiro. Al recordarlo, a cualquiera se le viene a la mente la potencia física que presentaba y la fuerza de esa zurda que destrozaba redes. Sin dudas, fue uno de los mejores delanteros de su época, pero su carrera profesional se vio truncada por problemas personales que no le permitieron sostenerse en la élite. Conocé de qué fue de la vida del Emperador que fue verdugo de la Selección Argentina que terminó viviendo en las favelas de Brasil.
Surgido del Flamengo, donde fue incluido en el Salón de la Fama del Maracaná, debutó en el año 2000 en Primera. Su gran desempeño captó la atención de un gigante de Europa: Inter de Milán lo compró por más de 13 millones de euros. Es así que al año siguiente emigró a Italia pero se fue a préstamo a Fiorentina, y luego a Parma, para volver en 2004 al Nerazzurri y comenzar su época de oro.
En Inter ganó dos Copas de Italia, dos Serie A y tres Supercopas entre 2004 y 2008. Se convirtió en uno de sus jugadores más representativos ya que, tal como se decía en ese entonces, tenía"la capacidad goleadora de Ronaldo, la fuerza de Ibrahimovic y la potencia de disparo de Roberto Carlos". En laSelección de Brasil también pudo desplegar todo su talento: jugó el Mundial de Alemania 2006. Además, ganó la Copa América 2004, donde fue goleador y máxima figura con ese recordado gol que le convirtió a Argentina en el último minuto de la final, que llevó el partido al empate 2-2 y por ende a la definición por penales para al año siguiente levantar la Copa Confederaciones como figura excluyente dentro de uno de los mejores combinados en la historia de la Canarinha en su rica historia.
El reloj del Estadio Nacional de Lima señalaba 47:34 minutos del complemento cuando Diego se sacó de encima la marca de Andrés D'Alessandro en la mitad de la cancha, avanzó un par de metros con la pelota abrazada al botín derecho y envió un centro, flotado y eterno, con destino al área de Roberto Abbondanzieri, inundada por una marea albiceleste.
Los parietales de Roberto Ayala yFabricio Colocciniestaban preparados para el despeje y la gloria. No había forma que se escapara el título. Las cámaras de la TV incluso capturaron en una ráfaga de imágenes a varios futbolistas y colaboradores "Loco" Marcelo Bielsa fundidos en un abrazo y pidiendo la hora en el banco de suplentes. Pero el Scratch siempre tuvo un ángel en las citas históricas.
A Ronaldo le crecieron las alas en las ediciones anteriores y en el Mundial 2002, aunque le fallaron las piernas en los últimos meses y decidió priorizar el descanso por sobre aquella segunda Copa América del nuevo milenio. Su lugar en el núcleo del ataque fue ocupado por Luis Fabiano; sin embargo, las tapas de los diarios las protagonizó un corpulento jovencito que talló su fútbol y su carácter en las profundidades de Vila Cruzeiro, una de las favelas más peligrosas del mundo.
Tan solo 22 años y una decena de presencias en Brasil tenía encima Adriano cuando encontró el último centro de la tarde limeña, en el punto penal y de espaldas al arco de Abbondanzieri. Estaba acorralado por cuatro argentinos, pero igualmente se hizo el espacio para levantar sutilmente la pelota y empatar el partido, con la potencia y precisión de un tanque de guerra, contra el poste izquierdo. Fue el 2-2 agónico. La media vuelta que obligó que el campeón se definiera en los penales.
El resto de la historia aún perdura en la memoria futbolera: D'Alessandro y Heinze fallaron desde los doce pasos, el Emperador no perdonó con su zurdazo, al igual que sus compañeros, y a Argentina se le escapó el título continental en el último suspiro.
El 4 de agosto de 2004, días después de amargar a Argentina, no fue una fecha más para Adriano. Ese día, murió su padre Almir. “Lo vi llorar, tiró el teléfono y comenzó a gritar que no era posible. Desde esa llamada no volvió a ser el mismo. No lo sacamos de la depresión”, recordó el histórico Javier Zanetti, emblema de Inter y excompañero del brasileño.
“Después de ese día, mi amor por el fútbol nunca volvió a ser el mismo. Me deprimí mucho, hombre. Empecé a beber mucho. Realmente no quería entrenar. Solo quería ir a casa. A pesar de que marqué muchos goles en la Serie A durante esos pocos años y aunque la afición realmente me amaba, mi alegría se había ido”, escribió el Emperador en una carta para The Players Tribune.
En aquel momento, Adriano fue cedido a San Pablo de Brasilpor una temporada, pero a su regreso,presentó conflictos con José Mourinho, entonces DT de Inter, que lo llevaron a abandonar el club italiano. Según explicó, ya no se sentía feliz jugando en ese país. Por aquel entonces transitaba una seria depresión como consecuencia de una separación e incluso llegó a anunciar su retiro, temporal, el 10 de abril de 2009.
Finalmente, regresó a su Flamengo, el equipo que lo vio nacer. Jugó un año y ganó el Brasileirao, algo que le volvió a abrir las puertas de la Serie A como jugador deRoma. Sin embargo, ese fue un paso en falso en su carrera, ya que jugó tan solo un puñado de partidos y terminó rescindiendo su contrato. Volvió a Brasil como jugador de Corinthians y Athletico Paranense, para luego pasar en 2014 alMiami United FC, equipo de la cuarta división de los Estados Unidos y del que se hizo del 40 por ciento de sus acciones. Jugó apenas un partido oficial y dos amistosos para, en 2016,anunciar oficialmente su retiro definitivo.
Poco después de su retiro de la actividad profesional, el nombre de Adriano volvió a aparecer en las primeras planas de los diarios, aunque por todos los motivos equivocados. En ese momento, salieron a la luz unas fotos en las que se lo veía viviendo en una de las favelas más peligrosas de Brasil, en la que pasó casi toda su vida. Aún hoy siguen apareciendo fotos suyas en lugares similares, las cuales alterna con instantáneas en impresionantes casas.
Retirado del fútbol y radicado en la favela, Adriano tuvo que salir en 2020 a desmentir rumores sobre su muerte que se habían viralizado en redes. En ese momento, se decía que el Emperador había sido asesinado en Morro de Alemao, Rio de Janeiro. Con dos publicaciones suyas en Instagram, el exjugador de Inter desmintió la noticia: “Estoy vivo”.
En una carta escrita por él para The Players Tribune, Adriano dejó una contundente frase, que lo pinta de cuerpo entero: “Adriano no desapareció en las favelas, simplemente se fue a casa. Soy uno de los futbolistas más incomprendidos del planeta”.
Sumado a todo esto, en los últimos años protagonizó dos situaciones más que inusuales: se separó de su esposa de tan solo 24 días por desaparecer por dos días tras ver con amigos el duelo entre Brasil y Suiza del Mundial de Qatar 2022y perdió su vuelo su vuelo para comentar la final de la Champions League 2022/23 entre Manchester City e Inter porque pasó la noche previa bailando y bebiendo alcohol en locales de Barra de Tijuca, Vila da Penha y Vila Isabel.
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