El burofax de Lionel Messi a Barcelona y los diez días de disputas legales y mediáticas entre la Pulga y el club catalán recordaron a los cruces que tuvo el otro 10, Diego Armando Maradona, con la dirigencia del club. La historia es de 1983. Y es mucho más cómica que la del rosarino, que terminó en Paris Saint-Germain.
La cuestión es que Maradona, quien había llegado al Barcelona en 1982, figuraba en la lista de invitados al partido despedida de Paul Breitner, campeón del mundo con Alemania en 1974 y exjugador del Real Madrid. Pero había un problema: a los pocos días el Barça tenía que jugar contra el Madrid la Copa del Rey.
“Si Real Madrid no presta a Santillana, nosotros tampoco a ustedes”, les dijo el presidente José Luis Núñez a Maradona y a Bernd Schuster. Y les retuvo los pasaportes con la excusa de unos trámites burocráticos. Todo lo que pasó después está relatado con detalle en el libro “Yo soy el Diego”.
“Era lunes: lo hice llamar por teléfono al club para que me mandaran el pasaporte, y no, no lo mandaban. Otro día más, y nada. Entonces fui y pedí hablar con Núñez. No está, me dijeron primero. Yo había visto el auto y el chofer. Ahora no lo puede atender, cambiaron enseguida. Vino otro dirigente, que yo quería mucho, Nicolás Casaus, que había nacido en Mendoza, casi llorando: No, Dieguito, no te lo podemos dar, el presidente no quiere... Estábamos en la sala de trofeos, en el Camp Nou. Entonces le dije: "¿Así que el presidente no quiere dar la cara? Yo voy a esperar cinco minutos... Si no me dan el pasaporte, todos estos trofeos que están acá, que son divinos, que son de cristal, los voy a tirar uno por uno". Casaus me rogaba: No, Dieguito, no podes... Y el alemán Schuster se sumaba otra vez: A-vi-sssa-me-qué-émpezamos. Agarré un Teresa Herrera, hermoso, y lo interrogué por última vez a Casaus... —¿No me da el pasaporte? —No, el presidente dice que no... —Está, se hace negar y no da el pasaporte. —No, ¿sólo dice que no puede dártelo! Levanté lo más que pude el trofeo y lo tiré... ¡Puuummbbb!... Hizo un ruido... Tú-éstas-loco, me dijo Schuster. "Sí, estoy loco. Estoy loco porque no me pueden sacar el pasaporte... Y cuando pasen más segundos, más minutos, más trofeos voy a tirar." La cosa es que me devolvieron el pasaporte... y no nos dejaron ir al partido de Breitner. No sé qué carajo, pero había una cláusula de la Federación Española... Pero les rompí un Teresa Herrera y el pasaporte me lo dieron...".
Un detalle a tener en cuenta: el trofeo Teresa Herrera pesa 16 kilos y está valuado en 120 mil euros. Al parecer, la mejor opción era darle a Diego el pasaporte.
*Este artículo fue publicado originalmente el 4 de septiembre de 2020.
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